Opinión | Marcos Suárez Sipmann
El presidente de la FIFA, Joseph Blatter, se ha visto obligado a renunciar. Se marchó tras ser reelegido por quinta vez, acorralado por las denuncias de corrupción. Una semana después de que siete de sus pares fueron detenidos en Suiza. "No tenemos control sobre los representantes de las confederaciones", dijo en una última maniobra para eludir responsabilidades. Se ha marchado cubierto de vergüenza.