Fue en una serie de reuniones a nivel de embajadores que empezaron el viernes de la semana pasada que la UE ha estado analizando establecer un tope a las importaciones derivados premium del petróleo ruso, como el diésel y la gasolina, de 100 dólares el barril, según han avanzado fuentes diplomáticas a El Economista. Un acuerdo que se aplicaría a los países de la Unión Europea junto con los países del G7, como Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Japón.