Corresponsal en Bruselas

La Cumbre entre la UE y China llega en un momento en el que la tensión de la geopolítica global, y entre ambas regiones, es elevada. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen ha trasladado al Ejecutivo de Xi Jinping que la relación se encuentra en un "punto de inflexión" y ha pedido al líder asiático "soluciones pragmáticas" ante los problemas de acceso a las tierras raras, la sobreproducción y el acceso de las empresas europeas al mercado chino. Ya que la futura relación que mantengan dependerán de las decisiones que se tomen hoy.

La UE se prepara para todos los escenarios posibles: para uno en el que haya acuerdo con el Ejecutivo estadounidense de Donald Trump y para otro en el que no se llegue a ningún punto en común. Y si bien Bruselas considera que la solución está “al alcance”, el bloque también ha dado luz verde a los dos paquetes de aranceles por un valor de 93.000 millones de euros en caso de que esta opción no llegue a materializarse.

Las tensiones comerciales que Washington ha ido sembrando por todo el globo abocaban a acercar posturas entre Bruselas y Pekín en un momento estratégicamente sensible. Pero aún con el caos generado por la administración Trump, parece que la Cumbre entre la UE y China que se tendrá lugar mañana tiene todos los números de quedarse en papel mojado. La reunión para celebrar el cincuenta aniversario de relaciones entre ambas partes se verá acotada a un encuentro sin resultados concretos, en un momento de crecientes tensiones por los aranceles y las limitaciones a las exportaciones de tierras raras.

Bruselas y Washington continúan sus conversaciones con el objetivo primordial de llegar a una solución negociada que ponga fin a las tensiones comerciales entre ambos mercados. El próximo 1 de agosto pone fin en el calendario a la tregua que ambas partes se concedieron en la imposición de gravámenes a las importaciones. Y la UE prepara su ofensiva en caso de que el escenario final no permita llegar a un acuerdo. Así pretende que los dos paquetes de aranceles que ha impulsado, por un valor conjunto de 100.000 millones, entren en vigor el 7 de agosto si no se pacta una solución.

La perspectiva de un acuerdo entre Estados Unidos y la UE se diluye a medida que pasan los días. Lo que a principios de mes era optimismo por parte de Bruselas ante la posibilidad de llegar a un punto de encuentro, ahora se torna en un escenario más complejo. Y a poco más de una semana de que termine la tregua arancelaria ampliada entre la Casa Blanca y el bloque comunitario, la Comisión Europea empieza a delinear un escenario en el que no haya acuerdo. Bruselas sube el tono y se prepara para represalias en un contexto en el que la administración Trump plantea aranceles superiores a ese 10% que quiere la Comisión Europea.

La Comisión Europea desveló esta semana el nuevo presupuesto de la UE para el periodo de 2028 a 2034. La que tiene todos los visos de convertirse en una de las negociaciones más difíciles de la legislatura no ha tardado en generar reacciones, empezando por el rechazo de los agricultores. Pero más allá de los propios sectores afectados, se prevén tiranteces en la negociación de unas cuentas que incrementan la partida de recursos. Las capitales más frugales, como Berlín y La Haya, ya han manifestado su rechazo a incrementar la dotación y recursos de las arcas comunitarias.

Bruselas y Washington prosiguen su intensa negociación a escasas dos semanas de que termine el plazo de prórroga concedido por el líder estadounidense Donald Trump. El arranque de agosto marca el plazo límite para la aplicación de aranceles a ambos lados del Atlántico a falta de un acuerdo. Y la escalada del republicano al 30% del pasado fin de semana no suaviza la conversación. De hacerse realidad la promesa de la Casa Blanca, el PIB de la eurozona podría sufrir un recorte de hasta el 1,2% el año que viene. Los sectores más expuestos e impactados por tales medidas serían el farmacéutico y el automovilístico.

La Comisión Europea aprende de las lecciones extraídas de circunstancias extremas, como ha sido la pandemia del Covid o la invasión militar rusa de Ucrania, y lo refleja en su estructura para el próximo presupuesto comunitario. Bruselas plantea crear un mecanismo de crisis por el cual la UE podría ejecutar una emisión de deuda conjunta de hasta 395.000 millones de euros para hacer frente a circunstancias extremas.

Hace tiempo que Bruselas viene mostrando su disconformidad por la manera en la que el Gobierno ha procedido en la OPA de BBVA a Sabadell. La Comisión Europea ha anunciado este jueves que abre un procedimiento de infracción contra España porque las normas que ha aplicado en la operación no se ajustan al derecho comunitario. Una decisión que podría acabar en sanciones económicas y ante la Justicia europea. Pero no solo esto, abre la puerta a una batalla judicial entre las entidades bancarias y el Ejecutivo de Sánchez.

Bruselas ajusta sus cuentas para los próximos años en un intento por dar cabida a una mayor inversión en defensa al tiempo que mantiene el equilibrio con los fondos agrícolas y de Cohesión. El sector del campo ya ha empezado a revolucionarse ante la perspectiva de un cambio en la estructura y dotación de su partida presupuestaria. La propuesta de la Comisión Europea plantea incluir un nuevo impuesto a las empresas que superen los 100 millones de facturación con el que pretende recaudar 6.800 millones de euros entre 2028 y 2034.