Ofrecido por:

Economía

Los países frugales rechazan la subida del próximo presupuesto comunitario

  • Bruselas defiende ante Berlín y La Haya que no contribuirán más porque aumentarán los ingresos propios de la UE
  • Países Bajos se aleja de cualquier fórmula que se aproxime a la emisión de deuda conjunta
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Bruselasicon-related

La Comisión Europea desveló esta semana el nuevo presupuesto de la UE para el periodo de 2028 a 2034. La que tiene todos los visos de convertirse en una de las negociaciones más difíciles de la legislatura no ha tardado en generar reacciones, empezando por el rechazo de los agricultores. Pero más allá de los propios sectores afectados, se prevén tiranteces en la negociación de unas cuentas que incrementan la partida de recursos. Las capitales más frugales, como Berlín y La Haya, ya han manifestado su rechazo a incrementar la dotación y recursos de las arcas comunitarias.

Pocas horas después de desvelarse el próximo marco financiero plurianual dotado de 2 billones de euros, el Ejecutivo alemán salía al paso de la noticia. El portavoz del canciller alemán Friedrich Merz, Stefan Korneluis, tildaba de "inaceptable" el incremento de la partida de las cuentas comunitarias después de que los gobiernos nacionales hayan tenido que hacer esfuerzos sustanciales para consolidar sus propias cuentas. "Por tanto, no podremos aceptar la propuesta de la Comisión Europea", decía.

Tampoco es que haya habido muy buena recepción por parte de La Haya. El ministro holandés de Finanzas, Eelco Heinen, indicaba que el presupuesto es "demasiado alto". Rechazaba que todo girara en torno a como la UE puede gastar más en lugar de "como gastar mejor los fondos disponibles". "La contribución financiera de Países Bajos a la UE ya es significativa", apuntaba, y rechazaba cualquier intención de respaldar una nueva emisión de deuda conjunta a nivel comunitario.

La polémica está servida. No solo porque las capitales no vayan a ponérselo fácil al Ejecutivo de Ursula von der Leyen para sacar las nuevas cuentas adelante. En política comunitaria, tampoco es que los apoyos estén garantizados. La antesala de una negociación que prevé se extienda durante dos años se plantea con el rechazo de los eurodiputados populares al recorte de la Política Agraria Común y, por parte de los socialistas, a los recortes la partida destinada a fines sociales.

Además, el intento de vincular el desembolso de fondos a reformas específicas, siguiendo el modelo del plan de Recuperación, se lee en ciertos ambientes como un intento de "renacionalizar" el presupuesto comunitario y centralizar el poder en Bruselas. Una crítica procedente incluso de la familia política de Von der Leyen que temen que las cuentas comunitarias se terminen convirtiendo en el culmen de 27 intereses nacionales.

La partida destinada al presupuesto comunitario incrementa sustancialmente en la propuesta elucubrada por la Comisión Europea. Asciende a 2 billones de euros, frente a los 1,2 billones que componían la dotación anterior. Justamente un incremento que rechaza de lleno los Gobiernos de los países frugales y con el que Bruselas pretende hacer frente, también, a la deuda generada por los fondos Next Generation del Plan de Recuperación, una financiación captada en los mercados que habría que empezar a devolver.

Fuentes del Ejecutivo comunitario defienden que este alza en las arcas europeas no provendrá de más aportaciones de los países. En su lugar, se ha creado un paquete con nuevas fórmulas para que la UE recaude sus propios ingresos que pretende compensar ese aumento. Incluye nuevos mecanismos como un impuesto al tabaco, a los residuos electrónicos y a las empresas que facturen más de 100 millones de euros. Junto con el mecanismo de ajuste de carbono en frontera y el sistema de comercio de emisiones se espera que recaude 58.200 millones anuales.

A grandes rasgos, los titulares de las nuevas cuentas se clasifican en un recorte de los fondos destinados a la Política Agrícola Común. También para otra de las partidas que tradicionalmente componen el presupuesto europeo, los fondos de Cohesión. A cambio se quintuplica la financiación que se destinará a defensa, una de las dotaciones que se pretendían incrementar en esta legislatura para fomentar la inversión y también la de investigación y desarrollo se duplica.

El presupuesto comunitario toma otra forma en su versión de cara a 2028 –2034. Por un lado, consta de una partida de 865.000 millones de euros se destinará a planes Nacionales y Regionales. Incluye los fondos agrícolas, fondos de Cohesión y pagos vinculados al cumplimiento de reformas e inversiones por parte de los países siguiendo la fórmula del plan de Recuperación de la pandemia. Por otro lado, 410.000 millones de euros se destinarán al fondo de Competitividad y, por último, 200.000 millones para el fondo Global Europe, destinado a ayuda humanitaria y países que quieren entrar en la UE.

Así el desglose dejaría un recorte del 20% en los fondos destinados a agricultura. Unificados en una sola partida, se quedarían en 306.000 millones de euros, frente a los 385.000 del presupuesto anterior. Una propuesta que, como es de esperar, ha hecho revolverse al campo que rechaza la propuesta. Además, se unifican bajo un mismo fondo, frente a la división anterior de Fondo Europeo Agrícola de Garantía (FEAGA), compuesto por ayudas directas, y el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER). En su lugar, lo sustituye por un fondo unificado de cooperación nacional y regional. Un formato que mantiene las ayudas directas, pero elimina la pata de desarrollo rural.

La partida de desarrollo rural, 85.000 millones que antes abarcaba la PAC, pasa a depender de la discrecionalidad de los Estados miembro, que no tiene por qué destinar esa financiación al campo o al sector agrícola. Los fondos de Cohesión, por otro lado, se verán también recortados a 218.000 millones de euros en las próximas cuentas, con la perspectiva de que se entregue a través de los planes nacionales. La perspectiva es que la financiación para el desarrollo de las regiones pueda llegar a las zonas más desfavorecidas permanece aún como una incógnita.

El fondo de Competencia es otra de las novedades de las próximas cuentas comunitarias. La idea es mejorar la competitividad industrial del bloque y para ello se prevén 410.000 millones de euros para los próximos siete años. Se incluye en esta partida 131.000 millones de euros para defensa y espacio, es decir, quintuplica la actual dotación.

En el ámbito de defensa y espacio, Bruselas pretende impulsar la ciberseguridad y las infraestructuras con fines duales, es decir, civil y militar. Además, pretende movilizar financiación privada hacia este sector, impulsar la movilidad militar y reforzar las infraestructuras, dar apoyo a la cadena de valor del sector y mantener el apoyo a Ucrania.

Este fondo de Competitividad, junto con el programa de acción climática LIFE, se incluirá bajo el paraguas de Planes Nacionales y Regionales. La financiación destinada a la biodiversidad también se verá reducida, se incluirá ahora en la partida de "clima y medioambiente" que aglutina un 35% de la dotación comunitaria, 700.000 millones. En el anterior presupuesto comunitario la biodiversidad suponía el 7,5% del total.

Para mejorar la competitividad de la UE para plantar cara a otros gigantes industriales, las nuevas cuentas comunitarias incluyen una dotación mayor para investigación y desarrollo. El programa Horizonte Europa duplicará su dotación económica hasta los 175.000 millones de euros. Se repartirán en 44.000 millones para ciencia pura, cerca de 76.000 millones para competitividad (incluyendo tecnologías limpias y defensa), 39.000 millones para innovación y 16.000 millones a investigación en ámbitos como infraestructuras tecnológicas.

De esta dotación que corresponden a los planes de los países, unos 121.000 millones irá a parar a gasto social. Esta partida, incluye educación empleo e iniciativas como la recualificación de empleados. La idea es que este fondo Social sirva para luchar contra la pobreza, mejorar la calidad de la educación e invertir en el aprendizaje en edades más tardías. Abarcan, además, ayudas para financiar las empresas y las infraestructuras sociales vinculadas a salud o educación, así como vivienda para estudiantes.

El presupuesto comunitario contempla una partida sustancial para la integración del mercado eléctrico comunitario a través de la financiación de nuevas infraestructuras de distribución a través del programa Conectar Europa, que incrementa su dotación de 6 millones a 30 millones de euros. También quintuplica la partida destinada a tecnologías digitales, para alcanzar en el próximo presupuesto comunitario los 54.800 millones de euros.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky