Profesor de OBS Business School

"En cinco meses he ganado 7.000 euros sin querer, empezando con 500€ en criptomonedas"; Se trata de uno de los muchos mensajes textuales que podemos encontrar en las redes sociales sobre supuestos casos de éxito después de invertir en criptoactivos. Mensajes de youtubers que nos cuentan su experiencia y nos prometen el incremento de nuestras inversiones en períodos de tiempo muy cortos. Y es que las criptomonedas seducen a cualquiera, especialmente a los millenials, que ven en esto del criptotrading una especie de Fortnite: se unen en comunidad, invierten pequeñas cantidades en criptos con nombres "molones" de raza de perro japonés (por ejemplo, Shiba Uni) y a los dos meses rentabilizan la inversión considerablemente (60 euros iniciales quizá se han convertido en 1.200).

Tal vez todo empezó en verano de 1996 cuando la revista Life denunció que la icónica compañía de la diosa griega de la victoria "Nike" empleaba a niños de Pakistán -en algunos casos menores de 6 años- para coser sus balones de fútbol retribuyéndoles, por tan ardua tarea, apenas unos 60 centavos de dólar al día. La polémica no se hizo esperar.

Contaba Pat Wadors –jefa de recursos humanos de LinkedIn allá por enero de 2017–, que cuando tenía nueve años era muy amante del deporte y seguía a su hermano en las pruebas que realizaba para intentar ser parte de algún equipo deportivo. Su entusiasmo era tal que le llevó a probar –semidisfrazada de niño– y, finalmente, entrar en una de esas formaciones. Hasta que un día los entrenadores se enteraron de que era niña y le dijeron que no podía jugar.

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