Presidente del Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial de España (COGITI) y doctor por la Universidad Politécnica de Valencia en Sistema Energético.

Las medidas provisionales anunciadas por el Gobierno para conseguir rebajar el precio de la electricidad, y pese a que las considero necesarias, son sencillamente eso, modificaciones puntuales que no solucionan el problema de fondo y nos hacen desviarnos de las soluciones reales que necesita nuestro sistema eléctrico, y el conjunto de nuestro modelo energético.

Ya en la primera crisis del petróleo en 1973, los países industrializados cedieron el control a los países productores de petróleo, que desde esa fecha comenzaron su empoderamiento, y manejan la economía global a su antojo y discreción. Y lo siguen haciendo, porque no solo no hemos hecho nada por evitarlo, sino porque, además, volvimos a caer en la trampa del gas a finales del siglo XX. Nos regalaron la "máquina de café", y las cápsulas ya nos las venderán al precio económico, político y social que les interese en cada momento, una táctica comercial muy utilizada.

Hace casi 7 años publiqué la primera edición de La Fractura eléctrica, como consecuencia de la extraordinaria subida de la parte regulada de la factura (70% desde el 2008-2014), y ahora, y lejos de haber solucionado la enorme carga que representa en el recibo eléctrico la cantidad de impuestos, tasas y cuotas, nos encontramos con que, otra vez la pésima planificación, las propias características del pool mayorista de energía y la dependencia de combustibles fósiles (gas) no solo está disparando la parte liberalizada de la factura, sino que además nos impide cualquier control sobre el mismo.

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