Jorge Nuño
Comenzamos 2017 centrándonos en averiguar si la aceleración del ciclo de la segunda mitad del 2016 era genuina y sostenible en el tiempo. La pregunta era clave, veníamos de un escenario deflacionista donde los riesgos financieros y de ciclo no eran precisamente pequeños. Entonces, entre los principales factores de dicho arranque estaban: el golpe de mano de los bancos centrales, el impulso fiscal en China y la recuperación de las materias primas. Junto a éstos, observamos la incipiente reactivación de la demanda interna de las economías avanzadas y la desaparición de factores que habían deprimido la economía en los últimos años (el fin del desapalancamiento del sector privado, austeridad fiscal, crisis de deuda soberana europea, normalización de las condiciones financieras en países emergentes, shock de las materias primas...).