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¿Continúa la reflación?

  • Seguirá mientras los países desarrollados crezcan por encima de su potencial
Foto: Archivo

La aceleración del crecimiento y la mejora de las expectativas de inflación han estado cuestionadas permanentemente este año. Entre las causas: unas expectativas maximalistas de la capacidad de Trump de implementar promesas de campaña que toparon con la realidad legislativa en EEUU. En segundo lugar, por el riesgo de cambio de statu quo en la zona euro con las elecciones holandesas y francesas. Asimismo, los datos americanos del primer trimestre generan confusión y escepticismo sobre el crecimiento. Sumado a, la caída del precio del petróleo y de las materias primas que generaron un impacto negativo en las expectativas de inflación.

Por otra parte, los bancos centrales con un "gradualismo" muy conservador en el ritmo de normalización de la política monetaria llevaron a las principales curvas de tipos a un aplanamiento alcista. Junto a estas dudas está el debate acerca de las causas de la reflación que últimamente decidirán su sostenibilidad. Algunos piensan que en 2016 los factores que provocaron un shock en la demanda y que estuvieron deprimiendo la actividad durante algunos años empezaron a moderarse y desaparecer. Los más destacados, el desapalancamiento del sector privado, austeridad fiscal, fin crisis deuda soberana europea, normalización condiciones financieras en emergentes y el shock de las materias primas. Según esta visión la recuperación de la economía sigue un proceso normal y poco a poco irá recuperando su potencial.

Otro punto de vista se basa en la intervención concertada de las autoridades en las principales economías. Los principales bancos centrales de las economías desarrolladas proporcionaron otra fuerte dosis de estímulo monetario, vía ampliación de las compras de activos (BCE, BoJ) y congelación de las subidas de tipos por parte de la Fed. Aunque la intervención decisiva vino de la mano de las autoridades chinas con un programa de estímulo fiscal y monetario que sorprendió y demostró una vez más la capacidad de control de su economía. Está acción fue decisiva para sacar de la recesión a los países emergentes exportadores de materias primas.

Desde un punto de vista más micro, en 2016 empezó a tener impacto los recortes de producción en sectores que acumulaban un exceso de oferta, principalmente petróleo y metales. Esto generó un fuerte rebote en los precios de las materias primas que terminó con el espiral deflacionista en las economías desarrolladas y dio un impulso fundamental a los países productores. En este escenario, la "reflación" continúa. Su pieza fundamental es la aceleración del crecimiento en los países desarrollados que crecen por encima de su potencial, donde hay margen de revisión positiva para las estimaciones de 2017 y 2018. La mejora sincronizada de las economías emergentes da un impulso adicional a la economía mundial que va a registrar uno de sus mejores años en este ciclo.

La recuperación en marcha de la inversión y la normalización del consumo, son factores suficientes para pensar que la economía americana va a crecer por encima del 2,5% en 2017. Podríamos hacer un caso más agresivo pensando que a lo largo del año los salarios crecerán a un ritmo mayor y que la aportación del sector exterior será menos negativa que en años anteriores.

Por su parte, la economía de la eurozona está en fase inicial del ciclo, en plena expansión y acelerando. El PIB del primer trimestre creció 0,5% intertrimestral (2% anualizado) con indicaciones para el segundo entre 0,6-0,7%. Participan la gran mayoría de países y todos los sectores, fortaleciendo la expectativa de sostenibilidad. La estimación de crecimiento de bloomberg para 2017, hizo mínimo en el 1,2% en el verano de 2016, subió al 1,4% a principio de año y en la actualidad está en 1,6%. Este número sigue siendo muy bajo y veremos revisiones al alza por encima del 2%. Los resultados empresariales vuelven a crecer con fuerza y son el fiel reflejo del escenario macro. El primer trimestre está siendo la mejor temporada de resultados en los últimos siete años en Europa y EEUU.

Los beneficios crecen por encima del 10% interanual en el S&P, 24% en el Eurostoxx 600, y un 23% en el Topix. A diferencia de otros años, las estimaciones para 2017 se revisaron al alza en todas las regiones excepto EEUU y muestran crecimientos de doble dígito que van desde el 10,1% del S&P hasta 19% de mercados emergentes.

En este contexto de aceleración del crecimiento y subidas de inflación, una asignación de activos centrada en la renta variable y los bonos corporativos es recomendable. Aunque la recuperación de los mercados de los últimos meses ha sido muy vertical sin apenas correcciones, la mejora de los beneficios y la compresión de las primas de riesgo otorga margen de expansión a los múltiplos de las bolsas y fortalecen el perfil de crédito de las compañías.

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