En este país cada día hay más interesados en que nos dividamos el pastel, cualquier pastel. La obsesión es desarrollar la máxima creatividad para hacer que nuestra porción sea más grande en detrimento de otros. Solo tenemos que inventarnos buenos argumentos para denostarles y demonizarles, dividir a la opinión pública, y establecer lo que es políticamente correcto y lo que no.