En los últimos 30 años hemos asistido a una revolución total a nivel tecnológico con la aparición de Internet y todos los cambios que esto ha generado y, como no podía ser de otra manera, este cambio tecnológico ha afectado también a la manera como se prestan los servicios financieros: hemos pasado de tener oficinas en cada calle a tener una sola oficina en un pueblo; de tener un cajero casi en cada esquina a no encontrar cajeros; de un uso relativamente alto del efectivo y poca utilización de tarjetas a la situación opuesta. Esta nueva revolución tecnológica no ha sido provocada únicamente por la evolución técnica, o por la aparición del 4G o el 5G, sino también por los cambios en el comportamiento de los usuarios.