OPINIÓN
El día en que lo iban a matar, el Hospital de La Ribera se acostó a la 1.30 de la madrugada para esperar el coche en que llegaría, hacia las 11.00 de la mañana, la consellera. El Hospital soñó que atravesaba un campo de naranjos y limones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagadas de pájaros.