Periodista y escritor. Entre apocalípticos e integrados, lo mío es abordar el presente y el futuro del empleo con acento crítico y sin 'hype'.

El nivel educativo de los trabajadores españoles tiene un impacto directo en el mercado laboral y la calidad de los empleos. Según el Banco de España, más de la mitad de las compañías que encuentran problemas para cubrir vacantes los achacan a esta causa, algo que parece coherente con el hecho de que el nuestro es el país europeo con más asalariados que no han superado la educación secundaria obligatoria. Sin embargo, hay un dato que no se suele mencionar en este análisis: el porcentaje de empresarios con asalariados a su cargo es aún mayor.

Más de un año y medio después de la entrada en vigor de la reforma laboral, España sigue teniendo un grave problema con la estabilidad de sus puestos de trabajo frente al resto de Europa. Según los datos de Eurostat, 481.000 personas que tenían un empleo en el primer trimestre del año se habían convertido en parados en el segundo. Equivale a un 2,3% de los ocupados y nos sitúa como el país con más ceses de toda la Unión. Eso sin contar a los 405.000 trabajadores que pasaron directamente a la inactividad.

La creciente brecha entre la evolución de los sueldos que abonan las empresas y las subidas comprometidas en los convenios colectivos, especialmente los sectoriales, se ha convertido en uno de los fenómenos más llamativos del mercado laboral español durante el último año, y apunta a que el acuerdo alcanzado de mayo entre patronal y sindicatos en mayo se está quedando por detrás de la realidad de las compañías. El Banco de España ha analizado esta divergencia y apunta a una causa: los incrementos salariales "vinculados a los cambios de empleo".

Los datos del mercado laboral español del segundo trimestre sorprendieron con una fortaleza que, según confirma ahora Eurostat, parece ir más allá de las métricas convencionales sobre el desempleo. La estadística que mide la 'infrautilización' de la fuerza de trabajo en nuestro país, bajó por primera vez de los cinco millones de personas y de una tasa del 20%. Pero esta mejoría se concentra en la caída del paro registrado, la del resto de variables está siendo mucho más tibia e irregular.

El mercado laboral español vive un momento inédito en su historia, en el que la oferta de la mano de obra ha superado la demanda de trabajadores, según confirman el análisis del Banco de España, que estima que las dificultades para contratar ya impactan en la actividad del 38,7%% de las empresas, el máximo histórico. Sin embargo, estos mismos datos revelan que la última opción que se plantean ante tal tesitura es reducir los despidos, pese a que en el último año están batiendo un récord histórico.

El empleo en nuestro país está dando sorprendentes muestras de resistencia al enfriamiento propiciado por la 'triple pinza' entre incertidumbre, inflación e incremento de tipos de interés. Y lo hace, precisamente, en una de las variables consideradas como uno de los grandes lastres del competitividad del mercado laboral español frente el resto de Europa: los sueldos. Las empresas están incrementando un 5,95% interanual la oferta salarial para las nuevas contrataciones, el mayor repunte de la zona euro frente a la desaceleración que anota este indicador en la zona euro o Estados Unidos. Aunque este peculiar 'milagro español' empieza a dar síntomas de agotamiento.

España es el país con la menor ratio de ofertas de empleo por parado de toda la Unión Europea, apenas un 0,052, es decir 52 vacantes por cada 1000 personas que quieren trabajar y no pueden. El 29% de los empleos ofertados corresponde a las administraciones públicas, lo que supone uno de los umbrales más altos de la Unión Europea y dice mucho de las oportunidades laborales en el país europeo con la mayor tasa de desempleo.

Superar el periodo de prueba parece haberse vuelto más complicado que nunca para los trabajadores españoles. En los siete primeros meses del año la cifra de los que no lo lograron fue de 574.016, un 14,1% más que en el mismo periodo del año anterior, que a su vez ya marcó un récord histórico tras dispararse un 71% en tasa interanual. Las causas parecen apuntar a la reforma laboral, pero el análisis de los datos indica que, en realidad, la norma solo ha agravado una tendencia del mercado laboral iniciada al menos desde la Gran Recesión.

Los resultados de la última evaluación de las capacidades de los servicios públicos de empleo europeos arrojan un resultado demoledor para España: el análisis no concede el aprobado en ninguno de los indicadores aplicados para estimar el grado de madurez o desarrollo organizacional de las oficinas públicas estatales ni autonómicas, que se sitúa en rotundo 0%. Un resultado que indica que nuestro país "necesita apoyo" para lograr la convergencia con Europa. Aunque el SEPE ha logrado matizar el impacto de este balance arrancando esa misma semana un aval explícito de la Comisión Europea a su modernización.

El Gobierno en funciones sigue sacando pecho por los datos de desempleo, después de que el pasado agosto cerrara con el menor número de parados registrados en ese mes desde 2008. Se recortaron un 7,57% respecto al miso mes del año anterior. Sin embargo, el número de demandantes de empleo 'no parados' se ha disparado un 14,69%, hasta los 1,65 millones. Se trata del máximo de la serie histórica para ese mes, descontando los años de la pandemia. Pero las cifras de 2023 se registran en un contexto muy diferente y despiertan dudas no solo sobre la fiabilidad de las estadísticas que publica el SEPE, sino sobre la eficacia de la reforma laboral aprobada a finales de 2021.