
El nivel educativo de los trabajadores españoles tiene un impacto directo en el mercado laboral y la calidad de los empleos. Según el Banco de España, más de la mitad de las compañías que encuentran problemas para cubrir vacantes los achacan a esta causa, algo que parece coherente con el hecho de que el nuestro es el país europeo con más asalariados que no han superado la educación secundaria obligatoria. Sin embargo, hay un dato que no se suele mencionar en este análisis: el porcentaje de empresarios con asalariados a su cargo es aún mayor.
El último Observatorio Trimestral del Empleo elaborado por Fedea, BBVA y Sagardoy Abogados recoge un análisis sobre el "desajuste educativo ocupacional" en el que llama la atención sobre el problema que supone que un país en el que los niveles educativos de sus trabajadores se sitúan por debajo de la media de la UE mantenga a la vez la mayor tasa de sobrecualificación de las personas con un nivel educativo terciario, un colectivo que engloba tanto a los titulados de FP superior como a los universitarios, desde mediados de la década de los 90 del siglo pasado: alcanzan un 35,9% en 2022.
En el caso de los segundos, el investigador Florentino Felgueroso destaca un desacople cada vez mayor entre el número de titulados y los ocupados en puestos "asociadas a priori" con su nivel de formación, como serían los de directivos, científicos, profesionales y técnicos. Solo el 61% de los ocupados con una carrera trabaja en estas posiciones. La explicación parece estar en la brecha entre oferta y demanda de mano de obra, es decir, el 'exceso' de personas con formación universitaria respecto a los empleos disponibles en esas categorías. Ha pasado de 100.000 activos en 1995 a 2,2 millones en 2023.
"Este desajuste puede deberse a un exceso de oferta de trabajadores cualificados en determinados perfiles ocupacionales, o a que la oferta no se adecúa a las cualificaciones demandadas por las empresas", apunta Felgueroso. Pero esta sobrecualificación también repercute en los empleados con un nivel educativo inferior.
El informe detecta un "peso elevado de personas con titulaciones intermedias -de formación profesional o bachiller- en las ocupaciones más elementales". Un hecho que puede explicarse, entre otras causas, por un efecto "crowding-out" o de expulsión. Es decir, los titulados superiores ocupan puestos que corresponden a trabajadores con educación secundaria y "desplacen a estos hacia ocupaciones básicas".
Sin embargo, estos problemas de desajuste educativo y formativo en el mercado de trabajo no solo estarían afectando a las plantillas, sino también a sus jefes. El informe revela que un 33,4% los empresarios con asalariados a su cargo tienen un nivel educativo equivalente o inferior a la enseñanza secundaria obligatoria, casi el doble que promedio de la UE y más del triple que los países de Europa Central y del Este. Entre los asalariados el porcentaje es del 28,6%. El dato de España es el peor de los 27 después de Portugal, Malta e Italia.
Este hecho se produce para el conjunto de los 'emprendedores', es decir, tanto empresarios con asalariados como para los trabajadores independientes. Aunque el informe de Fedea y BBVA no ofrece datos desglosados, un análisis de los datos de Eurostat revelan que el porcentaje de autónomos sin empleados es aún mayor que el de los empresarios con plantilla y llega al 35,7%.
La explicación que encuentra Felgueroso es que las personas de "edad avanzada" experimentan una mayor abandono escolar temprano y menor incidencia de la educación secundaria posobligatoria o superior. Y tienen un mayor peso entre los empresarios y los autónomos que entre los asalariados españoles.
Por el contrario, según Felgueroso, en la mayoría de los países que han tenido históricamente menores tasas de abandono escolar temprano, la proporción de emprendedores con nivel educativo bajo es menor que la de los asalariados.
Minoría en las grandes empresas
El análisis revela que el nivel educativo de los empresarios varía según el tamaño de la firma. Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), que difieren levemente de los de Eurostat, el 36% no supera la secundaria frente al 23% con un título superior. En las de mayor dimensión, "sobresale" el porcentaje de aquellos con educación secundaria postobligatoria (bachiller o FP media).
Curiosamente, entre las de menos de 20 trabajadores predominan los titulados superiores, pero entre 20 y 50 trabajadores su peso se desploma del 52% al 16% de las de mayores plantillas.
El mayor peso de personas que abandonaron la escuela de forma temprana entre los empresarios y autoempleados se ve agravado por su menor participación en acciones de formación continua en todos los grupos de edad y niveles educativos. Mientras un 20% de los asalariados estudia o se forma, solo un 9% de los empleadores lo hace.