Opinión
El reloj avanza y seguimos sin responder a una pregunta fundamental: ¿Cómo vamos a financiar el desarrollo sostenible? Mientras los desafíos se multiplican —crisis climática, desigualdad, pobreza, conflictos— los compromisos internacionales siguen tropezando con la misma piedra: la falta de recursos movilizados, no de promesas.