
Hay pocas fuerzas tan determinantes en el mundo empresarial como la rentabilidad. Por eso, cuando los objetivos se vinculan a un incentivo, su avance se acelera. Y la sostenibilidad no es una excepción. Así lo reflejan los mercados financieros, lo reconocen los inversores y lo demuestran las grandes empresas cotizadas, que han apostado por asociar la retribución de sus directivos al cumplimiento de criterios en esta materia. Sin embargo, el panorama es distinto para el resto de las compañías y es necesario preguntarse por qué.
Está claro que la sostenibilidad ha entrado en la agenda de los altos directivos. De hecho, según el informe Comunicando el Progreso 2024 de Pacto Mundial de la ONU España, el 75% de los CEO de las empresas consultadas asegura que supervisa periódicamente los riesgos de sostenibilidad y el 74% revisa informes ambientales, sociales y de gobernanza (ASG). Pero la evolución entre la concienciación y las acciones no es uniforme.
Por una parte, sabemos que el 97% de las compañías del IBEX 35 ya ha vinculado la retribución de sus directivos al cumplimiento de criterios de sostenibilidad. Esto envía un mensaje claro: integrar este principio en la estrategia de negocio no solo responde a una cuestión ética o regulatoria, que también, sino que además es un factor de competitividad y crecimiento.
La cuestión es que, mientras las grandes corporaciones se pueden permitir incorporar la sostenibilidad como un eje central de su propuesta de valor, muchas pymes aún encuentran barreras para integrarla en sus modelos de gobernanza. Y la brecha que existe entre unas y otras no es menor: de acuerdo con el informe del Pacto Mundial de la ONU España, solo el 12,7% de las pymes participantes de la iniciativa ha incorporado indicadores ambientales en la compensación de sus ejecutivos.
Explicar el motivo no es simple, pero hay factores clave que inciden en esta diferencia. La falta de recursos y estructuras de compensación más complejas pueden dificultar la aplicación de estos mecanismos en pequeñas y medianas empresas. Además, la ausencia de una regulación que extienda estos incentivos a todo el tejido empresarial genera un desfase entre las compañías más avanzadas en sostenibilidad y aquellas que aún están en fase de adaptación.
Es determinante entender que, si el resto del tejido empresarial no se ha sumado a esta acción no es porque exista falta de voluntad. Existir, existe. De hecho, el 50% de las pymes consultadas emite una declaración anual del máximo cargo de la compañía sobre la relevancia del desarrollo sostenible para la empresa. En cambio, la necesidad de contar con herramientas que faciliten a todas las organizaciones, independientemente de su tamaño, integrar estos criterios sin comprometer su viabilidad y competitividad.
Si queremos corregir esta brecha, la sostenibilidad no puede convertirse en una ventaja exclusiva de las empresas con más recursos: debe ser una oportunidad accesible para todas. Por eso, es imprescindible desarrollar modelos flexibles y adaptados a la realidad de las pymes, que les permitan incorporar objetivos ASG en sus sistemas de gobernanza sin que suponga una carga desproporcionada.
Las compañías que lideran este cambio han demostrado que esta no es solo una exigencia regulatoria o una respuesta a la presión del mercado, sino que se trata de un factor estratégico. Y cuando estos criterios se integran en los incentivos adecuados, su adopción se acelera. Es un impulso que garantiza que los compromisos no se queden en el discurso, sino que se conviertan en acción.
Por eso, si el objetivo es una transformación real del modelo empresarial, estos criterios no pueden seguir siendo ajenos a las estructuras de toma de decisiones.
Es momento de que el compromiso corporativo con el desarrollo sostenible se refleje no solo en informes y estrategias, sino también en los mecanismos que rigen la gobernanza empresarial. Porque lo que se remunera, se prioriza; lo que se prioriza, cambia el rumbo de las empresas; y las empresas pueden cambiar el rumbo del mundo.
Directora ejecutiva Pacto Mundial ONU España.
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