A pesar de que el año pasado la Generalitat Valenciana recibió 2.450,8 millones de euros más del Estado gracias a los fondos extraordinarios por el Covid y el aumento de la aportación del sistema de financiación autonómica respecto a 2019, la cuentas públicas valencianas siguen mostrando un fuerte desequilibrio.

Los compromisos de la Generalitat Valenciana para reducir el tamaño de su conglomerado de empresas y entes públicos han caído en saco roto, pese a que año tras año la Administración valenciana los recoge en su plan de ajuste para acceder al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA). Una herramienta heredada de la anterior crisis económica que nueve años después sigue siendo una fuente de ingresos básica para la Comunidad Valenciana.

La fiebre de las motos de alquiler y uso compartido en las ciudades empezó a pinchar antes de que la llegada del coronavirus obligase a dejar aparcados los vehículos de dos ruedas durante semanas en las calles españolas.

La factoría de Ford en Almussafes (Valencia) seguirá otro trimestre con sus líneas de producción en mínimos y no será solo por el tradicional parón estival de agosto.

Durante muchos años algunos han resumido la economía valenciana con tres palabras: turismo, naranjas y Ford. Un tópico que en el caso de la industria de la Comunitat Valenciana tenía una base real: los dos mayores sectores por su peso económico durante las últimas décadas han sido el agroalimentario y el del automóvil, con la factoría de la multinacional estadounidense en Almussafes como principal puntal.

El pulso entre los socios del Gobierno de coalición valenciano después de que la Conselleria de Sanidad que encabeza la socialista Ana Barceló propusiese una empresa pública para asumir la gestión del departamento de salud de Torrevieja tras finalizar la concesión ya tiene vencedores.

La Sindicatura de Cuentas ha publicado un informe especial en que ha auditado las ayudas especiales que aprobó la Generalitat Valenciana para las personas con rentas más bajas afectadas por Erte por el Covid. Entre sus resultados, ha detectado que 1.832 de los 199.503 expedientes aprobados no cumplían lo establecido en las condiciones para conceder estas ayudas, por un mínimo de 150 euros al mes. Esa cifra representa el 0,9% de los beneficiarios totales de las ayudas.

La crisis del coronavirus ha tenido un fuerte impacto en la economía valenciana y eso también se ha traducido al empleo. La cifra de desempleados al cierre del primer trimestre de año se situó en 394.300 personas, 45.600 personas más que en el mismo periodo del año anterior. Es decir, en el último año desde que estalló la pandemia el número de parados se incrementó un 13% en la Comunitat Valenciana.

El fondo alemán Aquila, que a través de su promotora en España AQ Acentor está promoviendo el nuevo barrio ubicado tras el nuevo hospital La Fe donde están previstas 2.300 viviendas y una inversión de 700 millones de euros, prevé finalizar su primera promoción en el primer trimestre del próximo año.

Los costes del transporte marítimo siguen sin dar tregua a las empresas cuyas cadenas de suministro y exportaciones dependen de los barcos. La reactivación del comercio mundial tras la pandemia provocó una sobredemanda que inició un alza desbocada de los precios que ha llevado a un encarecimiento del coste del transporte marítimo de un 328% desde marzo del año pasado. Una escalada que además se está viendo agravada por los cuellos de botella en un sistema marítimo internacional al límite de su capacidad.