La Generalitat Valenciana y el Gobierno de Pedro Sánchez aprovechan cualquier ocasión para reprocharse mutuamente y sacarse los colores en una carrera en que parecen más pendientes de criticarse que de asumir las responsabilidades por las competencias que tienen respectivamente. La decisión de llevar la feria del azulejo Cevisama a septiembre se ha convertido en el último motivo de discordia y polémica.