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El martes fue un día ajetreado para el Gobierno. Mientras la vicepresidenta Nadia Calviño presentaba las medidas hipotecarias para socorrer a las familias vulnerables acordadas la medianoche anterior, en Bruselas, el comisario de Economía, el italiano Paolo Gentiloni evaluaba el Presupuesto español para 2023, que el Gobierno acabada de sacar adelante gracias a las concesiones a ERC y Bildu.

La descarbonización de la economía con el fin de conseguir un mundo sin emisiones en 2050 es un objetivo que la mayoría de las empresas han internalizado en sus procesos de producción. El cuidado del planeta ha pasado de ser un elemento de acción social a un fin en sí mismo. El problema está en que los países en desarrollo no pueden seguir el ritmo de los más avanzados. En la COP 15 celebrada en Copenhague en 2009 se acordó crear un fondo dotado con 100.000 millones de dólares. Trece años después, los gobiernos occidentales aún están cerca de alcanzar esa cifra. La primera cuestión está en reclasificar a los países en desarrollo, que incluyen a China y a la mayoría de Oriente Medio, los más ricos y contaminantes del planeta, de manera que se conviertan en contribuyentes netos del fondo. Un paso fundamente es que Estados Unidos, acepta por primera vez la creación del fondo.

Aún es pronto para decir que, por fin se ve luz al final del túnel (quizá es otro tren que viene de frente), pero lo cierto es que algunos datos alumbran algo de esperanza. Un invierno más suave y cálido de los pasados está permitiendo que los precios energéticos se hayan mantenido elevados, pero estables en los últimos meses, lo que ha suavizado la curva de la inflación. El primer dato que alertó de esta tendencia positiva fue en Estados Unidos, donde los precio quedaron en el 7,8% en octubre, tres décimas por debajo de las previsión de los analistas, que prevén que han tocado techo.

La sesión del 12 de mayo de 2010 en el Congreso de los Diputados será recordada en los libros de historia. El ex presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se presentó en el hemiciclo cabizbajo, con una carpeta blanca bajo el brazo. En los minutos siguientes anunciaría nueve medidas "imprescindibles y equitativas", que representaron uno de los ajustes económicos más impopulares y dolorosos de la democracia.

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, volvió a destapar este miércoles la caja de los truenos y de las incertidumbres, algo que siempre es pésimo para la economía. Como ya había hecho en la conferencia de banqueros centrales de Jackson Hole, celebrada a finales del verano, echó un jarro de agua fría sobre la denominada normalización de la política monetaria. Después de acordar cuatro alzas seguidas en los tipos de interés de 0,75 puntos básicos en el último medio año, Powell confirmó que a partir de ahora subirán de manera más pausada. Pero a renglón seguido matizó que llegarán más lejos, es decir, que superarán el 5% previsto hasta ahora por los mercados.

El martes, 20 de septiembre, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, invitó a la cúpula de la organización a un almuerzo para anunciar la fecha de su reelección. Durante la comida, dio la palabra a cada uno de sus ilustres comensales de que opinara sobre sus cuatro años de mandato y manifestaran sus intenciones de voto.

El presidente argelino, Abdelmayid Tebún, no quiere saber nada de España desde que Pedro Sánchez rompió relaciones con su país a través de una carta al rey de Marruecos, Mohamed VI, en el que calificaba su estrategia sobre el Sáhara Occidental como la "más seria, realista y creíble". Un giro copernicano en la política exterior, que propició una reducción del flujo de exportaciones de gas a través del Medgaz a la par que duplicaba los envíos por Italia y elevaba el precio a pagar por Naturgy en la renovación del acuerdo para este año.

El Alto Representante para Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Josep Borrell, señaló hace unos días en un discurso ante el cuerpo diplomático europeo que "una parte importante de nuestra prosperidad se ha basado en la energía barata que venía de Rusia y en los negocios con China".

He mirado en detalle los Presupuestos en busca de las ayudas a las clases medias y trabajadoras que predica el presidente del Gobierno y no he encontrado ninguna. Al contrario, sale muy perjudicada.

La precipitación no es buena. Montero anunció una reforma fiscal exprés, presionada por los cambios de los barones autonómicos del PSOE, y dirigida casi únicamente a golpear a los ricos. Desde el mismo nombre, el plan ya anuncia que su intención es más política que económica: "Medidas sociales para la Justicia Social (...)".