Hace poco más de un año, desde el confinamiento de nuestros hogares, nos inundaban los alarmantes titulares sobre el colapso en la demanda de petróleo, con las consecuentes caídas en picado en los precios de crudo. El obligado parón económico y productivo a nivel mundial generó un exceso en los inventarios de petróleo, llevando a la OPEP+ a limitar la producción diaria a un millón de barriles.