Presidente de la Confederación Nacional de la Construcción y de la Fundación Laboral de la Construcción

Hace menos de tres años, a finales de 2022, la Confederación Nacional de la Construcción (CNC) junto con los sindicatos mayoritarios CCOO y UGT celebrábamos tres décadas desde la creación de la Fundación Laboral de la Construcción (FLC), un estable marco social que propicia acuerdos para reforzar la paz social y conseguir mejoras laborales pactadas; un marco que se mantuvo sólido incluso durante lo peor de la crisis financiera de 2008 y que, meses después de aquel 30º aniversario, derivó en otro acuerdo histórico, el VII Convenio General, que crea el primer plan de pensiones sectorial en España o por primera vez regula el trabajo en condiciones climáticas extremas. En suma, en la construcción demostramos que el diálogo social, cuando es leal, funciona.

Uno de los últimos en decirlo de una larga lista de autoridades e instituciones ha sido el Banco de España: el envejecimiento de la población activa no beneficia ni al dinamismo económico ni a la adaptación a las nuevas transformaciones productivas que brinda la tecnología, alejando a los jóvenes del mercado laboral e incluso pudiendo frenar la transición ecológica y digital.

Artículo de opinión

Dos meses después de la invasión de Ucrania, queremos subrayar lo evidente: la guerra ha trastocado el panorama socioeconómico y geopolítico a nivel mundial. Si antes de la invasión podíamos ver salida al que fue el problema global de desabastecimiento de materias primas y la subida de precios posterior -una crisis que empezó a mediados de 2021- un nuevo factor ha entrado en juego: el coste de la energía.

Puestos a reconstruir, construyamos, ahora que tanto se habla de los fondos europeos para la recuperación. Porque nuestro sector es básico, además de para impulsar la economía y la creación de empleo en estos tiempos tan poco aciagos, para cubrir nuestras necesidades básicas de cobijo, transporte, abastecimiento, etc.

Compramos desde el sofá, vamos a clase desde nuestra habitación, visitamos al médico sin salir de casa, nos vemos con familiares y amigos desde el ordenador o el smartphone… Nos adentramos en la era de la distancia y del clic, en la que prácticamente todo se hace a través de la pantalla. Y esta tendencia podría haber llegado para perdurar también en el mercado laboral tras la eclosión del teletrabajo como medida de prevención y contingencia de la expansión del virus.

Tan cierto es que la inversión pública puede servir para acelerar la recuperación económica tras la pandemia como que los compromisos de estabilidad presupuestaria deberían exigir analizar con luz y taquígrafos cada euro que vaya a engrosar el ahora desmedido nivel de deuda.

En el mejor septiembre de la serie histórica, el paro registrado se redujo en 26.329 personas. Sin embargo, entre los menores de 25 años ha vuelto a incrementarse con 16.657 nuevos inscritos, enquistando el desempleo juvenil en nuestra economía y convirtiéndolo en un mal endémico contra el que es importante encontrar antídotos.