
Uno de los últimos en decirlo de una larga lista de autoridades e instituciones ha sido el Banco de España: el envejecimiento de la población activa no beneficia ni al dinamismo económico ni a la adaptación a las nuevas transformaciones productivas que brinda la tecnología, alejando a los jóvenes del mercado laboral e incluso pudiendo frenar la transición ecológica y digital.
"En las últimas décadas el proceso de envejecimiento de la población española habría contribuido de forma notable a reducir el dinamismo de las tasas de entrada y salida del empleo, así como de los movimientos directos empleo-empleo", analiza el supervisor bancario en su último artículo del 29 de agosto. El impacto del envejecimiento poblacional en los flujos de entrada y salida en el mercado de trabajo español.
Es algo ya sabido que nuestro país debe de abordar, a ser posible sin demora y, por qué no, mientras se canalizan y ejecutan los fondos europeos NextGenerationEU hasta agosto de 2026: 160.000 millones llamados a transformar social, económica, digital y ecológicamente nuestro sistema productivo.
Una transformación que no será completa sin una fuerza productiva renovada. Como apunta el Banco de España, "el envejecimiento previsto [de la población trabajadora] podría dificultar, en ausencia de medidas correctoras tanto en el ámbito puramente demográfico, como en términos de políticas de empleo y formativas, los procesos de reasignación sectorial y ocupacional de los trabajadores necesarios para las transiciones digital y energética y para el crecimiento de la productividad".
Hablemos ahora de la construcción, un sector doblemente afectado por este envejecimiento.
En primer lugar, se trata de un motor esencial para la modernización de España por el que van a pasar siete de cada 10 euros de los fondos NextGenerationEU. Un sector muy envejecido que genera riqueza y prosperidad. A una población trabajadora en edad avanzada -que analizaremos más adelante- se le añaden lacras como la falta de mano de obra cualificada y, el problema más grave desde hace cuatro años, la escalada de los precios de los materiales básicos y de la energía empleada en las obras.
Pues bien, según la última Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de 2024 que publica el Instituto Nacional de Estadística, nos encontramos ante un tejido con una gran capacidad productiva. Así, en términos interanuales se crearon 61.100 nuevos ocupados, por encima incluso de los datos de 2023 (60.500). Pero es que en el resto de sectores se crearon muchos más puestos en 2023 (625.000) que en 2024 (434.700), siempre medido en términos interanuales. Se hacen bien las cosas pero podrían hacerse mucho mejor con más jóvenes en nuestras plantillas.
Veamos el detalle de la construcción, de cuyo envejecimiento venimos alertando desde hace tiempo. En 2023, el peso de la población joven menor de 30 años asciende a 9% sobre el total de la población ocupada, un aumento del 0,1% que, si bien al menos no es negativo, es claramente insuficiente para garantizar una renovación con creces.
A su vez, la población ocupada de 55 y más años asciende al 20,1% sobre el total de la población ocupada en 2023. Las tendencias son peores: aquí el aumento es del 3,9%. Es decir, que el sector renueva antes su mano de obra envejecida que su mano de obra joven en uno de los países con los paros juveniles más altos de Europa.
Son datos del Informe del Sector de la Construcción 2023, que publica el Observatorio de la Construcción y que reflejan una preocupante tendencia: mientras la población joven disminuye drásticamente, la población mayor de 55 años aumenta hasta suponer dos de cada diez personas trabajadoras del sector. Una seria amenaza para el desarrollo del sector y, en última instancia, los fondos europeos.
Además del envejecimiento de las plantillas, otro factor que frena la movilidad geográfica y tapona la entrada de jóvenes en el mercado laboral es la falta de vivienda en aquellas zonas con mayores oportunidades de trabajo. Pues bien, aumentar la oferta inmobiliaria, cómo no, también corresponde a la construcción, que trabaja con la mano tendida hacia las autoridades públicas en la búsqueda de soluciones urgentes frente a uno de los grandes problemas que afrontamos como sociedad. En este sentido, desde la Confederación Nacional de la Construcción (CNC) creemos que todos los actores públicos y privados debemos alcanzar el objetivo de 150.000 viviendas al año, de todas las tipologías, para facilitar el acceso de los jóvenes y aliviar los precios en los lugares más tensionados.
La construcción es un sector que crea empleo de calidad, donde se cobra más que en la media del resto de sectores y que ha concebido en los últimos años el primer plan de pensiones sectorial de España, conocido como Plan de Pensiones de Empleo Simplificado del Sector. Una iniciativa que se debe al excelente clima de diálogo social que reina en la construcción. Un fondo que ha superado ya los 100 millones de euros en derechos consolidados gracias a las aportaciones de más de 500.000 personas trabajadoras (alcanzará a un millón) y las contribuciones de más de 56.000 empresas.
Un sector que es líder mundial y que recurre a las tecnologías más punteras, algo que exige formación y adaptación permanente: tecnología BIM -Building Information Modelling–, Inteligencia Artificial, Big Data, internet de las cosas – IoT -, Blockchain, realidad aumentada y virtual, robótica, drones, impresión 3D… Un sector, en definitiva, que necesita incorporar más jóvenes para maximizar el efecto tractor con el que impulsar la actividad económica, la creación de empleo y la transformación de España.