Aprender un idioma continua siendo, para muchos, una asignatura pendiente. Dos décadas han pasado ya desde que en nuestro país se implementaron los primeros programas de educación bilingüe en las escuelas públicas. La Comunidad de Madrid fue pionera en apostar por este tipo de enseñanza, a la que, posteriormente, se fueron sumando otras regiones. Este programa ha ido ampliándose a más centros y etapas educativas. Sin embargo, la controversia siempre ha sobrevolado el sistema de bilingüismo en los centros públicos.
En diciembre, Emilio Viciana, consejero de Educación, Ciencia y Universidades de la Comunidad de Madrid anunció que, a partir del curso que se acaba de iniciar, los centros educativos sostenidos con fondos públicos, incluidos los que participan en el Programa de Bilingüismo, impartirán la asignatura de Geografía e Historia en español. "Queremos reforzar el estudio de la Historia y evitar que sus contenidos propios se rebajen por impartirlos en inglés", apuntaba Viciana.
En Madrid, los contenidos de Historia de España serán impartidos en castellano
Finalmente, será solo una parte de la asignatura la que recuperará nuestra lengua materna. Así, se impartirá en castellano el contenido de Historia de España. Según el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (BOCM), "a las áreas y materias que no se impartían en lengua extranjera, se añaden ahora los contenidos curriculares relacionados con la Historia de España del área de Ciencias Sociales de Educación Primaria y de la materia de Geografía e Historia de la Educación Secundaria Obligatoria, así como la materia de Historia de España de Bachillerato".
Dos décadas después, ante este contexto, el programa bilingüe sigue rodeado de preguntas. ¿Cumple su objetivo? ¿Se imparte de forma adecuada? ¿Dificulta el aprendizaje? ¿Se rebajan los contenidos? El informe La opinión del profesorado sobre el Programa Bilingüe de la Comunidad de Madrid, de Acción Educativa, recoge que nueve de cada diez docentes considera que impartir asignaturas en inglés –en comparación con haberlas impartido en castellano– reduce la profundidad de los contenidos abordados o afecta negativamente al nivel de comprensión del alumnado. Además, "solo una pequeña parte del profesorado considera que el alumnado aprende en castellano los contenidos de las asignaturas impartidas en inglés", señala el estudio. Otro de los aspectos que alberga el informe es que la mitad del profesorado habilitado "encuentra que sus estudiantes tienen bastante o mucha dificultad en la expresión oral, lo que pone en cuestión la eficacia del modelo en el desarrollo de las habilidades comunicativas básicas para buena parte del alumnado".
Marta Rodríguez, maestra de Educación Primaria de la Comunidad de Madrid especialista en inglés, advierte de fisuras en como está implementado el programa: "En ocasiones hay que limitarse a impartir vocabulario, sin llegar a profundizar de verdad en el tema, ya que el alumnado, principalmente en los cursos iniciales, no tiene el conocimiento del idioma para entender los contenidos más complejos".
Dar ciertas asignaturas en inglés "no hace que todo el alumnado se convierta en bilingüe. Obviamente, con esta iniciativa el nivel de inglés de los estudiantes es mejor que el de hace 20 años, pero muchas veces la inmersión en el idioma consiste en aprender de memoria una lista de vocabulario. Aprender es generar un pensamiento crítico y es infinitamente más difícil desarrollarlo en una lengua que no es la materna", explica Ana Gómez, maestra de Educación Primaria de un centro público de la Comunidad de Madrid.
En este sentido, Xavier Gisbert, presidente de la Asociación Enseñanza Bilingüe, niega "categóricamente" la rebaja de ciertos contenidos por ser impartidos en otra lengua: "Si el programa bilingüe es bueno, si los profesores están bien formados, si el período de inmersión es adecuado y si se realiza correctamente no hay ninguna razón para que, por el hecho de impartir contenidos en una lengua extranjera, se rebajen ciertos contenidos".
En cuanto a las dificultades en el aprendizaje, "al principio cuesta más aprender en un idioma diferente al materno, pero a base de practicar y estar expuesto se consigue", indica Gómez. En el caso de la enseñanza, la maestra expone que "para impartir asignaturas en inglés, el profesorado debe tener una base sólida en el idioma, ya que es prácticamente imposible enseñar de forma correcta si no te sientes cómodo con el idioma. Por eso hay que apostar por una buena formación para el profesorado y brindarle también opciones para mejorar y facilitar recursos".
En España hay más de un millón y medio de alumnos recibiendo enseñanza bilingüe
"Hay que ser consciente de que, para aprender contenidos en una lengua hay que tener un conocimiento suficiente. Por lo tanto, en un programa bilingüe, como es lógico, el inicio presenta ciertos desajustes, hasta que los alumnos aprenden a manejar la lengua con cierta soltura y a usarla como herramienta de aprendizaje. Ese desajuste se corrige a lo largo del primer año de escolarización en el programa", considera Gisbert, quien añade que, sin embargo, "los llamados programas bilingües que consisten en una exposición mínima o insuficiente a la lengua meta sí pueden dificultar el aprendizaje. Un programa en el que se imparte una sola área o una materia o dos no permite a los alumnos alcanzar un dominio suficiente de la lengua como para adquirir los contenidos de manera adecuada".
De cara a conseguir una enseñanza bilingüe más óptima para los alumnos, "sería necesario ampliar las horas de inglés o incluir una asignatura que fuera más orientada a la comunicación y al uso real del idioma", señala Rodríguez.
En la actualidad, casi la mitad de los alumnos madrileños combinan en sus estudios el castellano con la lengua de Shakespeare. En Madrid hay 406 colegios públicos y 196 institutos bilingües español-inglés, más 223 colegios concertados. Además existen 15 secciones lingüísticas de francés, en siete de las cuales se desarrolla el Programa de doble titulación Bachiller-Baccalauréat, y cuatro secciones lingüísticas de alemán.
El Programa Bilingüe se ha implantado en el 51% de los Institutos de Educación Secundaria y en el 46,6% de los colegios públicos de la Comunidad de Madrid. Esto implica que hay más de 2.000 profesores de Educación Secundaria y más de 3.600 maestros de Educación Primaria que poseen un nivel C1 de competencia comunicativa en lengua inglesa.
Fue en el 2004/2005 cuando arrancó el programa de colegios bilingües en las aulas de Educación Primaria de 26 colegios de región. En 2010-2011 se pusieron en marcha 32 institutos bilingües para acoger a los alumnos de los primeros colegios públicos que iniciaron el programa y quisieron continuar recibiendo enseñanza bilingüe español-inglés en la etapa de Educación Secundaria Obligatoria. Por su parte, desde el curso 2014-2015 se garantiza la continuidad de la enseñanza en inglés en la etapa de Bachillerato, mientras que en 2017-2018 se empezó a extender al segundo ciclo de Educación Infantil.
En España hay más de un millón y medio de alumnos recibiendo enseñanzas bilingües y más de 7.300 centros ofrecen esa formación. Sin embargo no hay un denominador común, ya que hay tantos criterios como comunidades. "Implantar un programa de enseñanza bilingüe es una tarea compleja que se ha realizado en las distintas comunidades autónomas de manera muy desigual. La falta de liderazgo del Ministerio de Educación ha impedido una mínima coordinación que asegurara unos criterios comunes tanto en el diseño de los programas como en su desarrollo", apunta el presidente de la Asociación Enseñanza Bilingüe, quien añade que, "aunque todos los programas bilingües persiguen el mismo objetivo, las diferencias entre ellos generan brechas educativas entre las distintas regiones".
En este sentido, "el diseño de un programa, los requisitos de acceso de centros, profesores y alumnos, la formación del profesorado, los recursos económicos y humanos, el seguimiento y el apoyo a los centros y la evaluación son, entre otros, algunos de los elementos que requieren especial atención para mejorar la calidad de un programa bilingüe", expone Gisbert. Desde dicha asociación, "por supuesto" defienden la enseñanza bilingüe, "pero no necesariamente la gestión que se hace de los programas. Lo único que nos interesa es el impacto que produce la enseñanza bilingüe en la formación de los alumnos y, a falta de evaluaciones, tenemos que basarnos en la calidad de los programas. Y conviene dejar claro que hoy todos los programas bilingües tienen un amplio margen de mejora".
"La enseñanza bilingüe ha democratizado el aprendizaje de una lengua extranjera en nuestro país y permite a los estudiantes alcanzar elevados niveles de competencia lingüística", sin embargo, eso "no significa que la enseñanza bilingüe sea la panacea y no hay duda de que lo que hay que hacer es seguir mejorando la calidad de los programas bilingües", concluye Gisbert.