España ha dado inicio este mes de septiembre al nuevo curso escolar. Más de ocho millones de alumnos, sin contar los estudiantes universitarios, han vuelto a las aulas tras desempolvar sus estuches y cuadernos. Al otro lado les están esperando la mayor tasa de profesores desde que se tienen registros (ver gráfico), 784.425, de ellos, 569.705 en centros públicos y 214.720 en privados, según datos del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes. La cifra se ha incrementado prácticamente un 17% en la última década con un crecimiento promedio del 1,72% anual.
El aumento de los profesores, sumado a la caída de las tasas de natalidad, ha situado la ratio de alumnos por docente en los niveles más bajos desde que hay registros, con 10,6 alumnos por cada maestro frente a los 14,3 de hace un año. "La reducción de la ratio de alumnos por clase mejora el aprendizaje de los alumnos, incrementando su rendimiento académico y reduciendo la probabilidad de repetir curso", explican desde Funcas.
Una afirmación que confirman los datos del Ministerio de Educación. Castilla y León, Asturias y Cantabria lideran el podio de comunidades autónomas con mejor posición en el ranking Pisa –que mide el rendimiento académico de los estudiantes en matemáticas, ciencia y lectura–, y están también en el top 10 de los territorios con menos alumnos por profesor: Cantabria es la primera con 9,1 estudiantes por docente, Asturias la tercera con 9,7 y Castilla y León es la sexta comunidad con 9,9.
Sin embargo, esta ratio no mide con exactitud la carga laboral de los docentes, lo corrector es analizar la foto de alumno por aula, y ahí el escenario es menos optimista. En España esta ratio se sitúa en 23 alumnos por aula (21 en primaria y 25 en secundaria) justo por encima de la media de los países de la OCDE, 22, y de Francia, 24. Nuestro país está en peor posición que otros países vecinos como Italia, con 19 estudiantes por aula, o Portugal, 17,5.
"Algunos de los datos dados por los organismos oficiales no son útiles, como la media de alumnos por profesor. Lo que de verdad sirve es el número máximo de alumnos que se atiende por aula, que nos da la indicación real del trabajo que tiene un profesor. En un centro de secundaria, por ejemplo, hay más profesores que grupos entre matemáticas, inglés... pero a la hora de entrar en el aula tienen sus 30 alumnos", explica a elEconomista.es Ramón Izquierdo, secretario estatal de acción sindical de ANPE.
La ley educativa aprobada en 1990 estableció el límite máximo de alumnos que debe haber en un aula, una ratio que todavía sigue vigente en la actualidad. Se trata de un máximo de 25 alumnos para la educación infantil y primaria y un máximo de 30 para la secundaria. "El alumnado de principios de los 90 no tiene nada que ver con el alumnado que tenemos ahora mismo, cuya complejidad ha ido aumentando. Se requiere una atención más individualizada", reclama Izquierdo. Además, hay que tener en cuenta que estos límites se pueden aumentar en hasta un 10% por escolarización tardía. Para el secretario estatal de acción sindical de ANPE, estos límites máximos habría que rebajarlos hasta 20 alumnos para educación infantil y primaria y 25 para secundaria.
La Lay establece un máximo de 25 alumnos para la educación infantil y primaria y un máximo de 30 para la secundaria
Izquierdo justifica la petición del sector con la situación que se está viviendo en Europa, y es que los países con ratios de alumnos por aula inferiores a la de España ocupan posiciones más elevadas en el ranking Pisa. Los mejores ejemplos los protagonizan Polonia con 18 alumnos por aula en infantil y primaria y 21 en secundaria, y Suiza con 19 alumnos por aula en infantil y primaria y 19 en secundaria. Ambos territorios ocupan los primeros puestos del estudio de la OCDE. "En global, en Europa tienen unas ratios más bajas y una mayor atención individualizada y son países que tienen buenos resultados tanto en los informes Pisa como en la lucha contra los índices de abandono escolar", añade Izquierdo.
El récord de profesorado del que habla el Ministerio de Educación no es suficiente, sobre todo, si se tiene en cuenta que una de las reclamaciones del sector es que el profesorado atienda cada vez a menos alumnos. "No es suficiente. Este crecimiento del profesorado está viniendo también por la parte de formación profesional, que está comenzando a crecer bastante, pero viendo la foto del día a día en las aulas de la educación obligatoria todavía se arrastran recortes que se hicieron hace 10 años", denuncia el secretario estatal de acción sindical de ANPE.
Calcular cuantos profesores es necesario incorporar para solventar las deficiencias que registra el claustro de profesores no es una tarea fácil, el número varía en función del nivel educativo y las distintas comunidades autónomas. La Comunidad de Madrid, por ejemplo, registra la situación más precaria en infantil y primaria con 26 alumnos por aula, mientras que Cataluña y Andalucía registran una ratio de 22,1 y 21,2, respectivamente. Con respecto a la educación secundaria obligatoria están peor Cataluña y Andalucía, con 28,5 y 26,6 alumnos por clase frente a los 26 de Madrid.
Los pasos que deben darse no se resumen únicamente en aumentar el censo de profesores, rebajar el horario lectivo es otra de las reclamaciones que pide el sector. "La comparativa de España cuando se habla de las horas del profesorado se refiere solo a la permanencia en el centro, hay muchas horas de trabajo fuera que superan a las de la Unión Europea. Esto se explica porque atienden a más alumnos que el resto de países", explica Izquierdo.
La Comunidad de Madrid, por ejemplo, registra la situación más precaria en infantil y primaria con 26 alumnos por aula
La recomendación, que no obligación, del estado es que el profesorado tenga 23 horas lectivas en los centros de infantil y primaria y de 18 horas lectivas para el profesorado del resto de enseñanzas. A estas hay que sumarle las horas de trabajo en casa y las horas en el centro pero no de clase. "Nosotros no queremos que lo recomiende, sino que lo fije. Que ese sea el horario máximo y que luego las comunidades autónomas lo puedan rebajar", reclama. Madrid, por ejemplo, tiene una recomendación más alta, 25 y 20 horas.
Los sindicatos llevan años pidiendo que todas estas reclamaciones estén recogidas en un estatuto docente con aplicación estatal. "Este documento debe fijar la carga profesional. De esta forma se fijarían los mismos niveles de ratios para todo el país acabando con las diferencias que existen entre los alumnos dependiendo de su comunidad autónoma", detalla el secretario estatal de acción sindical de ANPE.
Parte de las reclamaciones también son económicas, sobre todo, si se tiene en cuenta que en 2010 se produjo un recorte salarial que sumado a las subidas del IPC ha derivado en una pérdida de poder adquisitivo. "Pedimos que se cree una cláusula de revisión salarial para ajustar los salarios con el IPC, más que nada, para no perder poder adquisitivo. Sabemos que recuperar esa pérdida de salario que arrastramos desde 2010 se antoja más imposible. Con este estatuto docente también buscamos una equiparación salarial. Somos un cuerpo estatal transferido, pero no en todas las comunidades autónomas se cobra igual", finaliza Izquierdo.
La situación que vive España es extrapolable al resto del mundo. De hecho, lograr una enseñanza primaria y secundaria universal para todos es una de las metas que recoge la Agenda 2030 en el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 4. La idea de la Asamblea General de la ONU es que dentro de seis años todas las niñas y niños terminen la enseñanza primaria y secundaria, que ha de ser gratuita, equitativa y de calidad y producir resultados de aprendizaje pertinentes y efectivos.
Para poder lograrlo es necesario destinar una parte importante de los recursos a aumentar el censo de profesores. Tanto, que la Unesco estima que a nivel mundial se necesita emplear a 44 millones de nuevos docentes antes de 2030. De estos, aproximadamente 13 millones es necesario que se incorporen en primaria, mientras que los restantes 31 millones tendrían que ser de secundaria.
"Esto está afectando el acceso y la pertinencia de la educación, lo que genera aulas superpobladas, una menor calidad de la enseñanza y oportunidades de aprendizaje limitadas, especialmente en comunidades desatendidas", denuncia el organismo. A pesar de que el camino por recorrer todavía es muy largo, en los últimos años se han realizado importantes avances. La Unesco advirtió en 2022 que se necesitan 69 millones de profesores para alcanzar la educación básica universal en 2030. Esta cifra se ha reducido en dos años algo más de un 36%. Pero la solución a este problema no solo pasa por la contratación de más profesionales, sino que requiere de un enfoque holístico.
La Unesco estima que a nivel mundial se necesita emplear a 44 millones de nuevos docentes antes de 2030
"La escasez generalizada de docentes cualificados representa otro desafío acuciante, ya que en la mayoría de los países es difícil sustituir a los que se jubilan o renuncian. Al comienzo del año académico 2022/23, 18 de los 21 países de los que se dispone de datos se enfrentaban a una escasez de docentes y no habían podido cubrir todos sus puestos docentes vacantes", denuncia la OCDE.
Más allá de la contratación, hay que prestar atención a factores como la motivación, el bienestar, la continuidad, la formación, las condiciones de trabajo y el estatus social de los docentes. "Los incentivos financieros por sí solos no son suficientes para atraer a candidatos motivados. Son igualmente importantes las medidas integrales, que incluyen un apoyo profesional suficiente y un fuerte reconocimiento público de los docentes en las escuelas desfavorecidas", explica la OCDE. Aunque la región de África Subsahariana es una de las más afectadas, requiere cerca del 34% del total de docentes necesarios, en el resto de los territorios ya están trabajando para reducir el déficit lo máximo posible.