
La misión que se ha planteado un grupo de científicos de Alcalá de Henares es encontrar el 'supercereal' del futuro capaz de resistir las duras sequías. Los investigadores, que pertenecen al Centro Nacional de Recursos Fitogenéticos (INIA-CSIC), están analizando las claves genéticas de cereales de 16 países europeos con climas secos para conseguir este anhelado producto que pueda resistir el cambio climático.
La grave sequía experimentada en algunas regiones de España en 2023 hizo que se convierta en el noveno desastre climático mundial más costoso del año pasado. Este duro evento afectó directamente a productos agrícolas, como pueden ser los cereales.
Ante este escenario, la Unión Europea se encuentra buscando un producto, parecido al mijo, pequeño grano que se adapta bien a las tierras áridas, que se convierta en el 'supercereal' del futuro capaz de resistir altas temperaturas y escasez de agua. Para ello, han montado un laboratorio en el Centro de Recursos Fitogenéticos (CRF) del INIA, en Alcalá de Henares.
Según Luis Guasch Pereira, director del INIA- CSIC, el CRF es "clave para la conservación de la agrobiodiversidad, su estudio y documentación". Sus líneas de investigación incluyen actividades relacionadas con la búsqueda y recolección de nuevos materiales, la optimización de los sistemas de regeneración y multiplicación, fenotipado, caracterización morfo-agronómica y molecular de las colecciones de cereales y leguminosas y aspectos aplicados de fisiología y patología de semillas.
Las colecciones de cereales y leguminosas son "clave" para la obtención de variedades que respondan a los "requerimientos del cambio climático, así como para el estudio de su diversidad y la racionalización de colecciones", detalla Guasch.
La misión del laboratorio europeo: crear un 'supercereal'
Según se aprecia en la web de INIA, el CRF se sitúa en la finca agrícola La Canaleja, en Alcalá de Henares, ubicada sobre una terraza en la margen derecha del río Henares. Las infraestructuras específicas como banco de semillas incluyen laboratorios de acondicionamiento de semillas, cámaras de desecación, cámaras climáticas y de germinación y cámaras de conservación de -4ºC y -18ºC y laboratorios de investigación en fisiología de semillas y para fenotipado morfológico y molecular.
Según la entidad, para realizar la multiplicación, regeneración y caracterización de las colecciones, se dispone de una finca de 100 hectáreas con infraestructura y maquinaria para ensayos de campo en condiciones de secano y regadío, de invernaderos de cristal y túneles para cultivo. Estas instalaciones están disponibles para su uso en proyectos de investigación del INIA.
El auge del mijo
En los últimos años, el mijo ha ganado popularidad en muchas partes del mundo, gracias a su valor nutricional, su versatilidad culinaria y sus beneficios para la salud. Aunque en occidente este cereal aún es poco conocido, se consume desde hace más de 10.000 años en África, y en menor medida en Asia, sobre todo en forma de papilla o sopa.
En Europa, el mijo es cultivado desde la Edad de Bronce, y tuvo su importancia durante la Edad Media, sobre todo en el centro de continente, donde se utilizaba para hacer pan, cerveza o papilla.
Hoy en día, el mijo sigue siendo un alimento importante en muchas partes del mundo. Su popularidad se sustenta en varios motivos. Por un lado, su valor nutricional que, junto a la creciente conciencia sobre la importancia de una dieta saludable, y la búsqueda de alternativas a los alimentos procesados y refinados, ha impulsado su consumo. Estos puntos, junto con su capacidad de adaptación al clima, ha provocado que la ONU le dedique el año 2023.
No se trata solo de un cultivo, sino que cubre hasta 11 especies diferentes, a las que esta iniciativa añade el sorgo o el teff, por ser también pequeños granos, propios de las tierras áridas. El objetivo de esta iniciativa, promovida por la India, principal productor mundial, es dar a conocer este cereal infrautilizado.