
Julio termina con un sabor amargo para el inversor de renta fija. Después de meses en los que este activo se ha comportado bien, el precio de la deuda global ha corregido un 0,77% este mes. Se trata de la mayor caída de este año, y no obedece a una única causa, aunque ha pesado, y mucho, la escalada de la tensión en materia arancelaria.
A raíz de que Donald Trump empezase a enviar las famosas cartas oficiales a cada país informando de los aranceles a aplicar a partir del 1 de agosto, salvo que se cerrase un acuerdo comercial antes, las rentabilidades de los bonos a 10 años se tensaron especialmente. La del español llegó a escalar hasta el 3,34% el 14 de julio, máximos de abril, aunque se ha vuelto a relajar hasta el 3,29%. También el bono francés y alemán vieron elevar sus rendimientos a niveles no ya de abril, sino de marzo. La referencia de Francia a 10 años llegó a irse al 3,43% y la de Alemania al 2,73%. Desde entonces, también se han relajado.
Aun con eso, la deuda pública ha dejado pérdidas por precio del 1,17% en julio (no sólo la europea, sino la global), según los índices de Bloomberg y Barclays. En el caso del índice de bonos soberanos americanos, que incluye vencimientos de todo tipo, el retroceso ha sido algo menor, del 0,55%. Aunque si se pone el foco únicamente en el bono americano a diez años, entonces las pérdidas llegan al 1,12% en julio -son más abultadas que en cualquier otro bono del mismo vencimiento europeo-.
Estados Unidos lidia con sus propias circunstancias. La política fiscal de Trump, que aumenta el ya de por sí elevado déficit, ha puesto en apuros a la deuda de más largo plazo, hasta el punto de que la rentabilidad del vencimiento a 30 años ha llegado a coquetear con la barrera psicológica del 5%. Al mismo tiempo, el mercado ha seguido atento a las lecturas de inflación, por eso de intentar anticipar los futuros movimientos de la Reserva Federal, no ya en la cita de este miércoles, de la que no se espera nada, sino de los que hará a la vuelta del verano.
"El mercado se está fijando ya en temas más allá de las incertidumbres en las negociaciones comerciales, y estos temas incluyen, sin duda, los que tienen que ver con la inflación en Estados Unidos (que sí que tiene mucho que ver con los aranceles), y la situación fiscal en Estados Unidos. En este sentido, un estudio reciente del FMI destaca cómo un crecimiento del 1% en el déficit de Estados Unidos revierte en una subida de los tipos a largo de 20/30 puntos básicos. Y la subida de los tipos a largo es sin duda un problema para los activos de riesgo cuando va a tener que significar un límite a la valoración creciente de esos activos", señala Jesús Saez, head DMC Iberia de Natixis.
La semana pasada y esta son relevantes para el mercado de bonos, con los bancos centrales manteniendo tipos, y con los aranceles definitivos en el frente comercial. "En nuestra opinión, el repunte de TIR tiene sentido, aunque de momento los riesgos no incentivan a tomar riesgo de duración, sobre todo en EEUU", señala el equipo de análisis de Bankinter.
Lo esperado es que la Reserva Federal mantenga los tipos en el 4,25%/4,5%, sin cambios, por quinta vez consecutiva. "La realidad es que no existen incentivos para que la Fed recorte los tipos. Dejando a un lado las amenazas de Trump para destituir a Powell como presidente de la Fed, la inflación comienza ya a recoger el impacto de los aranceles y seguirá repuntando en los próximos meses, el mercado laboral se mantiene sólido y el crecimiento aguanta razonablemente bien", opinan en este banco.
"El mercado espera que la Fed vuelva a recortar [los tipos] entre septiembre y octubre, pero ya no valora dos recortes a finales de año. La incertidumbre sobre el escenario económico y el impacto de los aranceles es alta, y la Fed probablemente seguirá tomándose su tiempo", indica Mauro Valle, responsable de renta fija en Generali AM (parte de Generali Investments).
Además de la ya mencionada reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la Fed el miércoles, hay varios indicadores que van a centrar la atención en EE. UU. justo después de esta cita. Este jueves se publicarán las cifras de inflación del índice de precios de gasto en consumo personal (PCE) correspondientes a junio. Este es el dato de inflación que más sigue el banco central estadounidense, y se espera que suba un 0,3% en comparación al último dato publicado.
Las pérdidas en renta fija han sido generalizadas en julio (ver gráfico), con contadas excepciones, como la del high yield, que ha subido un 0,63% o la de la renta fija emergente en dólares, que ha repuntado un 0,51%.
Perspectivas positivas
Más allá de la corrección de este mes, el balance anual en renta fija sigue siendo positivo. Pese a caer un 0,77% en julio, la renta fija global lleva una subida del del 6,45% desde enero. Hubo un momento del año en el que se llegó a ganar más en este activo, por precio, que en la propia bolsa mundial, teniendo en cuenta al MSCI World. Ahora, en cambio, este índice se ha desmarcado con subidas mayores a la de los bonos.
Pese al tropiezo de julio, gestoras de primer nivel como Pimco o BlackRock coinciden en que estamos ante una de las mejores oportunidades en décadas para generar rentas atractivas a través de los bonos, en un momento en el que cerca del 80% de los activos globales de renta fija ofrecen rentabilidades superiores al 4%, una situación impensable hace tan solo unos años.
"Las perspectivas siguen siendo moderadamente favorables para la renta fija", señala Victoria Torre, responsable de oferta digital de Singular Bank. "Nuestros expertos ponen el foco en la deuda pública con vencimientos intermedios y el crédito corporativo, con preferencia por plazos intermedios y los segmentos a caballo entre el investment grade y el high yield. En relación a la duración, en el entorno actual mantenemos recomendación en torno a los 3,1 años", explica.