
Santander aparca de manera definitiva la venta de Diglo y redoblará la apuesta por el servicer. El banco negoció su transferencia a DoValue en el marco de las conversaciones mantenidas en los últimos meses relativas a la antigua Altamira.
Se llegó, incluso, a apuntar un entendimiento para cerrar la transacción, pero la idea ha quedado orillada y la intención pasa ahora por reforzar la gestora de activos inmobiliarios e improductivos, de acuerdo a fuentes del mercado. El servicer eludió realizar comentarios.
Diglo ha realizado, de hecho, varios fichajes de calado de forma reciente. Ha incorporado a Pablo Reigadas para liderar la recién creada división de desarrollo de negocio, cargo análogo que ocupaba en Axactor en España antes de ser fichado por el banco. El servicer ha vinculado su contratación y la creación de la nueva división para "dar un impulso al plan comercial y seguir creciendo en la cartera de clientes".
Ganar clientes
Poco antes reclutaba a Ángel Rubio Burgos como director de NPL (activos morosos) con el cometido de definir la estrategia de recuperaciones a través de un modelo muy focalizado en el proceso. Procedente de DoValue, donde dirigía la sección de Servicios Legales, Rubio cuenta, como Reigadas, con una larga trayectoria profesional y con responsabilidades claves en el mundo de la gestión de activos improductivos.
La plataforma Diglo gestiona activos con un valor bruto de alrededor de 5.000 millones de euros, de los que el 80% se corresponde a créditos en recuperación y el 20% del porfolio se encuentra integrado por activos inmobiliarios. En la división de préstamos fallidos (NPLs) dispone de casi 200.000 contratos en gestión, de los que el 70% del volumen corresponde a clientes pequeñas y medianas empresa. Agrupa otros más de 4.000 inmuebles adjudicados de diferente tipología (viviendas, centros y locales comerciales, centros logísticos, hoteles, suelos, residencias de mayores, plazas de garaje y hasta trasteros).
'Spin off' de Aliseda
La firma se creó el pasado año casi como un spin off de Aliseda, participada en un 51% por Blackstone y el resto propiedad de Santander -en su origen fue el servicer del Popular y aglutina sus activos-. Diglo heredó de Aliseda la cartera de 5.000 millones junto a sus sistemas informáticos y de soporte de gestión, y se integró bajo el paraguas de Deva Capital, una de las sociedades utilizadas por el banco para sus activos improductivos. Cuenta con una plantilla de más de 150 gestores repartidos por toda España.
El encaje en DoValue tenía lógica, ya que hubiese agregado un 40% del flujo de activos adjudicados del banco cántabro y el grupo italiano alcanzaba así la gestión del 80% de su cartera total. Las conversaciones sobre Diglo tuvieron lugar coincidiendo con el reposicionamiento del Santander en la antigua Altamira (hoy DoValue), creada hace más de dos décadas para estirpar el ladrillo atascado en el balance del banco por culpa del crash inmobiliario que detonó en España a raíz de la crisis financiera internacional.
En 2014, el Santander vendió un 85% del capital de Altamira a Apollo y en 2018 el grupo italiano DoValue tomó el relevo en su capital al fondo estadounidense. La alianza con el Santander para gestión de sus activos estará vigente hasta 2025, pero ha renegociado el contrato de gestión para ajustar el régimen de comisiones y, en paralelo, ha completado la salida de la antigua Altamira con la venta a DoValue del 15% que mantenía por unos 20 millones.