
La promotora más endeudada del mundo, Evergrande, acaba de dar a conocer las abultadas pérdidas de sus dos últimos ejercicios, pendientes de publicar tras entrar en default a finales de 2021. Mientras China está intentando evitar a toda costa su colapso, tras casi dos años dando vueltas a un plan de reestructuración, los inversores de la firma siguen bloqueados en el impago.
El hecho de que estén atrapados presiona aún más a la inmobiliaria asiática, que tiene dos salidas posibles. La primera, que prospere el plan para renegociar su deuda o, la segunda, que las demandas de los inversores fuercen una liquidación de la compañía.
En todo caso, su situación es complicada, ya que su pasivo asciende a los 340.000 millones de dólares y sus pérdidas suman 81.000 millones de dólares, según sus cuentas (de 2021 y 2022). Esto significa que la compañía tiene una montaña de obligaciones inmensa a la que tendrá que hacer frente con los números rojos acumulados en dos años y sin haber generado beneficios. La suya es una de las mayores reestructuraciones de China.
Evergrande y sus inversores están en un callejón sin salida. Aunque la promotora siga operando (con los costes que eso conlleva), tiene dificultades para encontrar compradores de vivienda, ya que el riesgo de que no se haga su entrega es elevado. La compañía tiene promociones terminadas esperando para venderse, en el mejor de los casos, ya que otros proyectos solo le traen pérdidas. Además, los activos de Evergrande se han ido devaluado y ha tenido que devolver terrenos, explica en sus cuentas. Aunque la compañía intente generar ingresos para pagar su deuda, remontar del impago es complicado.
Todo este embrollo empezará a resolverse en los tribunales de Hong Kong y de las Islas Caimán a partir de los días 24 y 25 de julio, como también ha anunciado Evergrande, que expondrá entonces y allí su plan de reestructuración. Paralelamente, la de real estate busca negociar con los inversores que tienen bonos de la compañía. Ya cuando se produjo su impago en 2021, un organismo local le permitió abordar la situación con los bonistas de forma individual, en vez de hacerse un proceso de conciliación conjunto con todos los acreedores.
El objetivo de Evergrande es asegurarse el respaldo sus acreedores, ya que necesita que al menos el 75% den el visto bueno a su reestructuración, según Bloomberg. Y tiene que contar con el respaldo de los distintos tenedores de bonos (clase A y clase C).
Además, la promotora se enfrenta a demandas de sus inversores, ya que el proceso lleva casi dos años estancado y algunos de ellos han recurrido a la justicia para intentar recuperar sus fondos. Esta otra vía podría acabar obligando a la promotora china a entrar en un proceso de liquidación.
Del éxito de su plan de reestructuración también depende el futuro de Evergrande en bolsa. Su cotización lleva suspendida 15 meses, desde marzo del año pasado, y la firma se enfrenta a la exclusión a los 18 meses. Al contrario, si se pone en marcha el plan b de la compañía, se reanudaría su negociación.
Tensión en el inmobiliario en China
La tensión de la promotora se ha extendido este martes al resto del sector. Inmobiliarias como Longfor Group o Country Garden han perdido casi un 10% en el parqué asiático esta madrugada. La primera se deja en lo que va de año un tercio de su valor y, la segunda, más de la mitad. Las pérdidas de Evergrande han reavivado el temor de que las tensiones en el real estate chino acaben por arrastrar al sector.
Otras inmobiliarias, como Greenland o Shui on Land han bajado cerca de un 2,5% en Hong Kong. En todo caso, los bonos de esta última han sufrido en la jornada al saberse que la firma ha contactado con sus bonistas, según Bloomberg, lo que invita a pensar que se quiere adelantar a los posibles problemas para hacer frente a su deuda.
Evergrande es un ejemplo del vuelco en la industria. La compañía pasó de unos beneficios de más de 1.100 millones de dólares en 2020, antes de producirse el impago, a acumular unas pérdidas de 81.000 millones de dólares en los dos ejercicios siguientes. El futuro de la promotora más endeudada del mundo es incierto y, el de sus inversores, también.