
La okupación de viviendas sigue creciendo. En 2021 se okuparon 17.274 inmuebles en España, lo que supuso un 18,14% más que en 2019 y casi el triple que diez años antes cuando se contabilizaron 6.233, según los últimos datos de Policía Nacional y Guardia Civil. En términos absolutos, Cataluña y Andalucía fueron las regiones donde se okuparon más casas el pasado año y también el anterior.
Ante esta situación, muchos propietarios optan por tomar medidas disuasorias contra los delincuentes. Existe un amplio abanico de soluciones, aunque las más recurrentes son las alarmas, cámaras de seguridad y puertas blindadas. También se pueden instalar rejas de alta resistencia en las ventanas, cerraduras electrónicas, sistemas que bloquean servicios o simular que la casa está habitada.
Un gran número de propietarios opta por colocar alarmas en sus casas para espantar a los okupas y también para evitar robos en las segundas residencias. "Son un elemento claramente disuasorio gracias a los detectores que se activan en caso de intrusión, las placas que alertan de la presencia de una alarma y un sistema eficaz de comunicación que permita un contacto directo y eficaz con la Central Receptora de Alarmas (CRA)", explica Ignacio Aller, CCO de Movistar Prosegur Alarmas.
El experto hace hincapié en la importancia de la prevención, pero también de la adecuada reacción ante este tipo de delitos. De hecho, las alarmas alertan a la policía de que los intrusos están intentando entrar en la vivienda en menos de 29 segundos. "El usuario está seguro de que hay personas 24 horas al día los siete días de la semana velando por la seguridad de su hogar y que, si hay una intrusión, avisan de forma inmediata a la policía", dice.
El protocolo del Ministerio de Interior establece que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado pueden proceder, sin necesidad de solicitar medidas judiciales, en caso de delito flagrante, directamente y de forma inmediata al desalojo e identificación de los ocupantes de la vivienda, así como a su detención si procede.
Esta actuación se podrá llevar a cabo tanto en la primera vivienda como en la segunda residencia. La mayoría de okupaciones se produce en las casas vacías y segundas viviendas ubicadas en zonas rurales y ciudades dormitorio.
Puertas y cerraduras
La tecnología es uno de los grandes aliados en la lucha contra la okupación. "Si no invertimos y apostamos por la tecnología, la seguridad no aporta valor", dice Josep Grasas, director general de STM Security & Intelligent Control.
La compañía ha creado una puerta de antiokupación electrónica fabricada con acero de alta resistencia, homologada y certificada de grado cuatro. "Es un producto que mejora las prestaciones de la puerta de antiokupación habitual y permite controlar los accesos gracias a la conexión de la cerradura electrónica con nuestro cloud", explica.
Otra de las soluciones que ofrece la firma para disuadir a los intrusos es la cerradura electrónica de alta seguridad que se instala en la puerta habitual de la vivienda. "En los dos casos, el cliente dispone de una información muy valiosa, ya que él tiene un total control tanto de la seguridad como de los accesos. Además, se resuelve el problema de la gestión de las llaves físicas y los riesgos que conlleva, como la venta de las mismas", añade el experto.
Ambos productos tienen incorporado un sensor que detecta cualquier manipulación forzosa de la misma o vibración inusual, enviando una señal al centro de control de la compañía. "De esta manera, podemos actuar rápidamente antes de que se produzca una intrusión", explica el responsable de la compañía.