Transportes y Turismo

El 'lobby' Oikia pide ampliar El Prat sin extender las pistas

  • La organización medioambiental critica el modelo de gestión y pide incentivar los vuelos intercontinentales
  • Afirma que extender la tercera pista sería "un contrasentido" por los futuros avances técnicos
Madrid / Barcelonaicon-related

Nuevo plan para la ampliación del aeropuerto Barcelona-El Prat ante el miedo a su saturación en los próximos años y la falta de consenso político para hallar la fórmula. A la decena de propuestas ya realizadas hasta ahora por varios colectivos se sumó este jueves la organización medioambiental Oikia, que defendió la posibilidad de que el aeropuerto catalán, el segundo de más tráfico en España por detrás de Madrid-Barajas, puede crecer a través de mayores vuelos intercontinentales, en detrimento de los de corto radio, y sin necesidad de ampliar las pistas.

A lo largo de un informe de aproximadamente 40 páginas, Oikia, organización que tiene entre sus promotores a personalidades como Leire Pajín, Josep Rull o Joan Herrera, concluye que "sería un contrasentido extender una pista y que dentro de 10 y 15 años ningún vuelo intercontinental necesitase tanta distancia para despegar".

El trabajo también recoge que, en cambio, sí son necesarias otras actuaciones. Una de ellas es la ampliación de capacidad de las terminales de pasajeros con la construcción de una nueva terminal satélite -esgrimen que la actual está ya al 96% de la capacidad- y promover las alternativas ferroviarias de servicios regionales y de larga distancia.

Esta última medida debería ser prioritaria "antes de plantear la ampliación del campo de vuelo del aeropuerto de Barcelona-El Prat". En este sentido, añaden que "hay que tener en cuenta las experiencias de otros países de restricción de vuelos de corto radio y su sustitución por servicios ferroviarios".

Fiscalidad

Reprochan que, actualmente, en España la aviación disfruta de mejor fiscalidad que el tren y eso genera competencia desleal, con ejemplos como la exención en el impuesto a los hidrocarburos, descuentos en el IVA y políticas más ventajosas que las de los cánones ferroviarios. 

El análisis de Oikia critica también aspectos de la gestión de Aena, gestor de los aeropuertos españoles. Afirma que la empresa cotizada "tiene incentivos para maximizar sus propios beneficios, que no siempre coinciden con los intereses del bien común" y que El Prat "tendría que ser gestionado de manera eficiente y responsable para garantizar su desarrollo sostenible y el bienestar de las personas", por ejemplo con el esquema que ya funciona en el Puerto de Barcelona: participación en la gestión de las administraciones públicas regional y locales, además de colectivos de la comunidad aeroportuaria.

"Falso dilema"

Durante la presentación de la propuesta, Ignasi Sayol, ingeniero, empresario y presidente del Clúster Logístico de Cataluña y de Pimec Logística, ha declarado que "estamos ante un debate complejo en el que hay que abrir el foco y no centrar el debate en el alargamiento de una pista del aeropuerto, del falso dilema que se ha creado sobre patos o economía. Este no es el verdadero problema. El principal problema es la inexistencia de un modelo aeroportuario catalán eficiente que haga prevalecer el interés público respecto a los intereses privados".

También intervino Mercedes Vidal, experta en movilidad y miembro de la Asociación para la Promoción del Transporte Público (PTP), que aseguró que "actualmente el aeropuerto no está al límite de su capacidad. Además el resto de aeropuertos catalanes no están operando en red, lo cual limita mucho las posibilidades", mientras que esta operación en red sería posible con buenas conexiones ferroviarias.

Efectos en la salud

Por su parte, Olga Pané, médico y gerente del Hospital del Mar de Barcelona, intervino para reivindicar que "es evidente desde un punto de vista científico que la actividad aeronáutica afecta de manera importante a la salud".

Enfatizó que "los contaminantes y micro-partículas que emiten los aviones del aeropuerto de El Prat están presentes en la contaminación ambiental de la ciudad de Barcelona y en un radio de 15 kilómetros, dado que su baja densidad les permite desplazamientos a distancias de esa magnitud".

"Hoy ya no es posible, ni legal ni éticamente, tratar la ampliación de una infraestructura como ésta sin considerar el impacto sobre la salud de los ciudadanos", remachó.

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