Telecomunicaciones

Bruselas quiere campeones europeos pero regula en sentido contrario

  • La CE se 'retratará' con la compra de Air Europa por IAG y la fusión de Orange y MásMóvil
Margrethe Vestager, comisaria europea de Competencia. Foto: EFE
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Si el mundo de los negocios se percibiera en monocromo, abundarían los grises en sus diversas intensidades. Se mire por donde se mire, la alternativa pocas veces se limita al blanco o al negro. Tampoco al fomento de la inversión o la competencia de forma excluyente. Ni mucho menos a priorizar el corto sobre el largo plazo, ni la escala global ante la dimensión local ni la uniformidad frente a la diversidad… En esa cuerda floja se manejan indefectiblemente los reguladores nacionales y europeos. Asumen que su actividad se asemeja a un globo: si presionan de un lado, se deforma por el contrario.

Asumida la dificultad de las autoridades de la competencia, el presente inmediato proyecta dos ejemplos cercanos. Sea cual sea la decisión de Bruselas ante la compra de Air Europa por IAG y o la fusión de Orange con MásMóvil, el veredicto generará controversia. No hay recetas universales: lo que sana el hígado, enferma el bazo.

Hasta el momento, la Comisión Europea ha optado por mantener el número de jugadores, pase lo que pase en cada partida. Si la fusión de dos rivales reduce la oferta de elección del consumidor, el dogma comunitario bendecía artificialmente a un tercero, siempre urgido a ocupar de inmediato el puesto vacante. Con esa doctrina no escrita, la capacidad de elección del consumidor y usuario siempre queda a salvo. Conocedores de cómo se manejan los supervisores del mercado, los generosos 'remedios' animaban a pescar en los ríos revueltos. Eso hizo MásMóvil, cuando se cocinaba la compra de Jazztel por parte de Orange, para promocionar del quinto al cuarto operador del negocio.

El mérito consiste en situarse cerca del podio. La historia tiene ahora todos los visos de replicarse en España, con el inminente y el previsible visto bueno de Bruselas para la creación del operador naranja amarillado. Cuando eso ocurra, Digi subirá un escalón, -también del quinto al cuarto-, y la vida seguirá como siempre. Sin embargo, los esfuerzos para sumar fuerzas en la misma dirección resultarán baldíos para los que pretenden simplificar, consolidar y reforzar el mercado.

Hasta la fecha, la Comisión Europea se ha caracterizado por su incosistencia entre lo que piensa y lo que hace. Por un lado reclama operadores europeos poderosos para competir con los gigantes estadounidenses y asiáticos, y al mismo tiempo impone condiciones que lastran cualquier intento de grandeza. Quiere campeones pero regula en sentido contrario. Una vez que la letra y la música avanzan por caminos dispares, la canción resultante siempre desafina. Eso lo aceptan las empresas, resignadas a nadar contracorriente.

La situación se repite en el sector aéreo, donde esta semana se ha conocido que la compra de Air Europa por IAG pasa a una segunda fase de análisis para evaluar si la compra provocará problemas de competencia, con la preocupación de que el sector, liberalizado, sufra síntomas de monopolio.

El holding aéreo, que ya anticipó que postergaría la presentación de remedies para ofrecer una propuesta "ambiciosa" a Bruselas, busca evitar repetir el suspenso otorgado por las instituciones europeas en su primer intento de compra con la cesión de slots en grandes aeropuertos como Madrid y Barcelona por los que pujan rivales como Ryanair, pero que el grupo aéreo de Luis Gallego prefiere dejar caer en manos de otras aerolíneas más pequeñas como Volotea o Binter Canarias.

La decisión de la Comisión Europea servirá de precedente para la intensa etapa de fusiones y adquisiones que se avecina, después de confirmarse la compra del 41% de ITA Airways por Lufthansa y con el proceso de venta de la portuguesa TAP en marcha. La concentración del mercado aéreo europeo es cuestión de tiempo y el camino a tener cuatro grandes grupos parece ya marcado por los planes de crecimiento orgánico de Ryanair, el control del noreste y suroeste europeo por IAG y la batalla por centroeuropa que se repartirán Air France-KLM y Lufthansa.

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