
El multimillonario británico Richard Branson tiene un repertorio de compañías muy variado, desde cruceros a hoteles o una operadora de telecomunicaciones. Y hasta hace muy poco, también presumía de un servicio de lanzamiento de satélites. Tras echar a casi toda su plantilla y suspender las operaciones con carácter indefinido, Virgin Orbit se declaró en quiebra. Ahora ha vendido sus 'restos' por cerca de 36 millones, menos de un 1% de lo que llegó a valer en su debut en bolsa. La firma se estrenó en el mercado mediante una SPAC (una compañía con propósito especial de compra).
Virgin Orbit ha vendido su avión con cohete incorporado a otra firma aeroespacial, Stratolaunch Systems, por 17 millones de dólares, como se detalla en los documentos judiciales del proceso de bancarrota. Otra empresa del sector, Rocket Lab, ha adquirido su fábrica de cohetes en California, Estados Unidos, por 16,1 millones de dólares. Por último, Launcher se queda con un centro de pruebas, Mojave Facility, situado en el desierto californiano, por 2,7 millones, según la misma documentación. Aunque todavía no se ha detallado, la startup Vast Space, comprará un propulsor.
Durante un proceso de quiebra, los interesados en los activos de la compañía hacen sus ofertas y pujan por los mismos, que finalmente se adjudican al mejor postor. En el caso de Virgin Orbit, nadie ha querido adquirir el conjunto de su negocio, sino que este ha tenido que acabar troceado. Un final difícil de predecir cuando la firma salió al mercado en el verano de 2021 con una valoración de 3.700 millones de dólares. Entonces, el dinero fluía y las SPACs triunfaban.
Tan solo dos años después, el contexto es muy distinto y Virgin Orbit no ha logrado financiación para mantener a flote el proyecto. En febrero, su primer lanzamiento orbital desde Reino Unido fracasó, lo que complicaba aún más la posibilidad de levantar fondos con los tipos de interés en las alturas y un entorno inversor muy parado. Una tarea ardua si se miraba a otras de sus competidoras, como Starlink de Elon Musk.
La propuesta de Virgin Orbit, distinta por ofrecer lanzamientos de satélites en posición horizontal desde un Boeing 747 adaptado, tampoco cuajó. Habitualmente, la puesta en órbita se hace con una propulsión vertical. Esta firma era una división de Virgin Galactic, la empresa de turismo aeroespacial de Branson, que ofrece viajes al espacio suborbital para ver el planeta desde fuera.
Tras la quiebra, el mes pasado, el operador de bolsa, Nasdaq Stock Exchange, anunciaba su suspensión de cotización, una decisión que intentó recurrir Virgin Orbit, según anunciaron en su momento. Nasdaq la expulsaba del mercado por no cumplir con las reglas básicas de cotización, por ejemplo, no haber presentado la actualización correspondiente sobre su situación financiera, pero también por la pérdida de valor de la compañía. El último precio que marcan sus acciones es de 0,02 dólares. Su máximo fue de 11 dólares en enero de 2022. Pero desde entonces, su cotización solo se ha movido en dirección descendente.
Richard Branson se encuentra entre las 1.000 personas más ricas del mundo, según la lista Forbes, con una fortuna de 3.000 millones de dólares. Una cifra venida a menos tras las inyecciones de dinero a Virgin Orbit, una empresa que ha acabado dando más problemas que alegrías.