Opinión | Miguel A. Bernal Alonso
- 19/11/2016, 09:00
19/11/2016, 09:00
Sat, 19 Nov 2016 09:00:10 +0100
Desde las páginas de este diario, en varias ocasiones he venido comentando que la política monetaria en Europa estaba agotada. Los intentos por parte del BCE de insuflar actividad y un mayor crecimiento de los precios son loables, pero desgraciadamente baldíos o en el mejor de los casos insuficientes. Llevamos ya mucho tiempo viendo cómo Draghi lo intenta una y otra vez con toda una serie de medidas convencionales y algunas más imaginativas. Detectamos, sin embargo, que el crecimiento del IPC sigue muy alejado de ese 2 por ciento. Sí, es cierto que vemos a las economías europeas en una senda de crecimiento del PIB, sin embargo los datos de incremento de actividad son raquíticos. Esa falta de ritmo incide en que los datos del mercado laboral, en especial el desempleo, nos dejen a todos un amargor en la boca difícil de digerir. Es más, volviendo a los precios, hay que hilar más fino, puesto que la inflación subyacente continúa mostrando síntomas de que en Europa ni hay inflación ni parece vaya a hacer acto de presencia.