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- 08/04/2014, 14:09
08/04/2014, 14:09
Tue, 08 Apr 2014 14:09:42 +0200
Hoy en día es difícil encontrar un lugar donde los conceptos de las finanzas conductuales no se estén aplicando a situaciones reales. De Londres a Washington pasando por Sidney, los gobiernos están experimentando con la psicología de la toma de decisiones, intentando "dar un empujoncito" a los ciudadanos hacia mejores hábitos, ya sean ahorrar más para la jubilación o firmar para convertirse en donante de órganos.Mientras, las empresas también ven oportunidades para mejorar sus beneficios. Para conseguir más atención de los consumidores, y por tanto más dólares, compañías tan diferentes como bancos o creadores de apps para fitness diseñan cuidadosamente sus ofertas con las peculiaridades y características de la toma de decisiones en mente.Muchas de estas intervenciones conductuales funcionan, ya sea para reducir la basura y el consumo energético como para incrementar las tasas de ahorro y las donaciones. Sin embargo, estos éxitos no son toda la historia. Incluso después de experimentos rigurosos y análisis de datos, estos "empujoncitos" bienintencionados pueden no surgir efecto o incluso ser contraproducentes. Muchos pueden ser meras "tiritas" conductuales que no afrontan problemas estructurales más profundos como el estancamiento de los salarios.