Opinión
- 22/09/2017, 12:00
22/09/2017, 12:00
Fri, 22 Sep 2017 12:00:15 +0200
Las monedas virtuales no deberían ser ya una sorpresa para nadie, después de llevar casi diez años en circulación, y tras el auge de los últimos años. Pero la realidad es que siguen siendo un gran misterio para muchos, debido sobre todo a la complejidad técnica que hay por detrás de ellas y arrastran opiniones fuertemente enfrentadas. La banca tradicional se acerca con cierto temor y con poco criterio. Un caso paradigmático es el de JPMorgan, por ejemplo, que acaba de declarar que no permitirá a sus empleados invertir en bitcoins (u otras criptomonedas), al considerarlas una burbuja artificial, mientras que otros sostienen que no es más artificial y especulativa que otros productos financieros que se han manejado en los últimos años, y se lanzan a los brazos de la alta volatilidad y ganancias potenciales superiores a otros mercados que suele haber en estas monedas. Lo cierto es que el bitcoin ha subido su cotización de manera importante en los últimos meses, hasta llegar a los límites de los 5.000 dólares (en su inicio no superaba el precio de un dólar), pero nadie sabe realmente cómo predecir y modelar su comportamiento. Ahora estamos asistiendo a una importante caída, que algunos asocian a la recogida de beneficios y otros a noticias tales como que China tiene intención de prohibir la circulación de criptomonedas.