
Las monedas virtuales no deberían ser ya una sorpresa para nadie, después de llevar casi diez años en circulación, y tras el auge de los últimos años. Pero la realidad es que siguen siendo un gran misterio para muchos, debido sobre todo a la complejidad técnica que hay por detrás de ellas y arrastran opiniones fuertemente enfrentadas. La banca tradicional se acerca con cierto temor y con poco criterio. Un caso paradigmático es el de JPMorgan, por ejemplo, que acaba de declarar que no permitirá a sus empleados invertir en bitcoins (u otras criptomonedas), al considerarlas una burbuja artificial, mientras que otros sostienen que no es más artificial y especulativa que otros productos financieros que se han manejado en los últimos años, y se lanzan a los brazos de la alta volatilidad y ganancias potenciales superiores a otros mercados que suele haber en estas monedas. Lo cierto es que el bitcoin ha subido su cotización de manera importante en los últimos meses, hasta llegar a los límites de los 5.000 dólares (en su inicio no superaba el precio de un dólar), pero nadie sabe realmente cómo predecir y modelar su comportamiento. Ahora estamos asistiendo a una importante caída, que algunos asocian a la recogida de beneficios y otros a noticias tales como que China tiene intención de prohibir la circulación de criptomonedas. | El BCE alerta de que "el bitcoin es una especie de tulipán, un instrumento de especulación"
Bitcoin es la moneda virtual más conocida y relevante, y todo lo que pase a su alrededor puede ayudarnos a entender mejor la esencia de este tipo de instrumentos financieros (si así se pueden llamar). Así que no está de más detenerse en algo que ha pasado casi desapercibido para muchos, pero que puede traer cola en el futuro: el 1 de agosto de este año bitcoin ha sufrido una escisión o división en su naturaleza, y se ha creado una nueva moneda, denominada bitcoin cash.
Esta división ha sido motivada por algunas restricciones que la actual moneda tenía, relacionadas con detalles técnicos como el tamaño de los bloques donde se registran las transacciones en la cadena de bloques (blockchain), fundamento del mercado de bitcoins. Estos detalles técnicos, curiosamente, tenían un impacto directo en los tiempos de respuesta de los mineros, y habían generado una alteración del mercado que hacía que quien tuviera más dinero pudiera conseguir prioridad en el minado de bitcoins, por lo que se pervertía la esencia de igualdad y democracia que es la esencia del ecosistema de bitcoins.
No debemos olvidar que la importancia del bitcoin, más allá de su valor como inversión, es el de haber sido capaz de instaurar mercados descentralizados y basados en reglas implementadas en software, que pueden ejecutar agentes inteligentes. Aún no somos capaces de adivinar el impacto que todo esto puede tener en el funcionamiento futuro de áreas como la financiera (la más inmediata y conocida ahora), la legal (contratos inteligentes), la social (voto digital), etc. Dado que esta decisión ha sido impulsada por un grupo de usuarios, supone además la división de la comunidad alrededor de la moneda, que era una de sus grandes fortalezas, por lo que podría suponer un recorte del esfuerzo y el interés en alguna de las dos, así como una disminución del volumen negociado, precios, etc.
El episodio ilustra, además, la relación cada vez más estrecha entre la tecnología y la economía, entre los detalles técnicos y su impacto en el negocio. Este patrón se verá repetido en otras áreas similares (las tecnologías de blockchain estarán cada vez más ligadas a sectores como seguros, finanzas o industria), por lo que disponer del conocimiento de los mecanismos que hay por detrás de estos ecosistemas es ya clave para aprovecharlos de la mejor manera posible.
Respecto al mencionado split de los bitcoins, tendremos que esperar para ver el efecto real que tendrá en el mercado, y cuál resultará ganador (si es que hay un único ganador), pero probablemente no ayude a predecir y modelar mejor su comportamiento. Quizás esto no ocurra nunca, pero lo que es cierto es que las criptomonedas han llegado para quedarse.