
Es, sin duda, una de las historias del verano en los mercados. Las "hiperbólicas" escaladas -como las denomina Mark Tinker, analista de Axa en Asia- del bitcoin y otras criptomonedas, como el ethereum, muestran un futuro en el universo de las divisas que genera serias dudas en algunas instituciones y en determinados expertos y consolidadas certezas en otros tantos actores. | Bitcoin y ether se derrumban en los últimos días ante las amenazas de China y Rusia
Una de las incertidumbres más manidas es que las criptodivisas no están respaldadas por ningún gobierno, "ni tienen, por tanto, un emisor central, por lo que son monedas que no cotizan en los mercados organizados y que no guardan relación con la economía real", según incide Enrique Díaz-Alvarez, responsable del equipo de análisis de Ebury.
La otra gran duda es la que muestran los gráficos. El comportamiento del bitcoin -la moneda digital más célebre y aceptada- en los últimos 3 años, en los que se ha revalorizado un 1.800%, adelanta en 7 ejercicios la formación de la gran burbuja desde la década de los 90, la de las compañías puntocom: el índice tecnológico Nasdaq 100 tardó 10 años en acumular una subida semejante antes de hacer temblar a todo el mercado. En un periodo igual, ni la burbuja del petróleo, que estalló en 2008, ni la de la plata, que lo hizo en 2011, alcanzaron tal dimensión. Tampoco la de la construcción, como advierten desde Bespoke Investment.
Ante esta última evidencia, existe una postura que, aunque no niega la existencia de una burbuja, argumenta que todos los activos que han protagonizado una siguen existiendo. Incluso, que tras los pinchazos correspondientes, se han ganado una posición privilegiada en la economía mundial, como es el caso de las empresas cuyo todo su negocio mana de Intenet, entre las que ya nadie niega que gigantes como Alphabet o Amazon son y serán cruciales a todos los niveles.
Aspecto de burbuja clásica
"El comportamiento de las criptodivisas reúne todos los aspectos de una burbuja clásica", reconoce Mark Tinder. Y lo cierto es que, utilizando el lenguaje que se ha extendido en esta nueva revolución digital y que compara a los generadores de estas monedas con mineros, recuerda a la fiebre del oro. De hecho, el bitcoin ya multiplica por más de 3 veces el precio al que cotiza la onza del metal dorado.
Claro, existen razones que las respaldan. Una de las que cae por su propio peso es que su procedencia digital no debe ser temida. Actualmente, casi todo el dinero que existe en el mundo en las distintas divisas que sí están respaldas por gobiernos y bancos centrales también está en bits, y no en monedas y billetes.
Por otro parte, distintos acontecimiento han cimentado su credibilidad en los últimos meses. "2017 ha estado dominado por noticias positivas. Distintos gobiernos, especialmente en Asia, y algunas empresas han ido aceptando el bitcoin", explica Przemyslaw Kwiecien, analista de XTB, quien destaca, además, que ya han quedado atrás los fallos de seguridad.
A corto plazo, parece más difícil que salven el problema de la liquidez. Recientemente, la Comisión de Bolsa y Valores estadounidense (SEC) denegó la comercialización de productos cotizados sobre el bitcoin y cuestionó la colocación de nuevas criptodivisas, a lo que se han unido China y Rusia en los últimos días.