
En cualquier dieta sana y equilibrada, el agua juega un papel fundamental, puesto que una ingesta adecuada reporta importantes beneficios para la salud. No obstante, contrario a lo que se pueda pensar, el agua no es la mejor bebida para mantenerse hidratado, según un estudio.
Antes de nada, matizar que el agua sí permite mantenernos hidratados, pero existe otra bebida con consecuencias adicionales aún más positivas además de esta. Una investigación desarrollada por la Universidad St. Andrews de Escocia comparó el potencial hidratante de varias bebidas, obteniendo sorprendentes resultados.
Así, bebidas como la leche, que además de contener un alto porcentaje de agua también presenta buenos niveles de azúcar, grasa y proteína, permiten mantener en el cuerpo unos niveles de líquidos óptimos durante más tiempo. Esto se debe a la forma en la que el cuerpo responde ante la ingesta de bebidas.
El motivo
Los principales motivos de esto radican en la forma en la que el cuerpo responde a este tipo de sustancias. Así, la composición nutricional de la leche, con altos índices de lactosa, proteína y agua contribuye a que los líquidos se absorban más lentamente en el estómago, por lo que se mantienen durante más tiempo.
Además, los niveles de sodio de esta hacen que se retenga cierta cantidad en el cuerpo, reduciendo así la frecuencia de las micciones. De hecho, algo así sucede con los sueros que se prescriben para las personas que sufren problemas digestivos como los vómitos o la diarrea.
Los efectos con otras bebidas
"Este estudio nos dice mucho de lo que ya sabíamos: los electrolitos, como el sodio y el potasio, contribuyen a una mejor hidratación, mientras que las calorías de las bebidas resultan en un vaciado gástrico más lento y, por lo tanto, una liberación más lenta de orina", afirmó la dietista Melissa Majumdar a la CNN.
Si bien, aunque esto podría indicarnos que las bebidas con mayor concentración de azúcares hidratan más que las que tienen menos, esto no es así. A pesar de que sí es cierto que podrían absorberse más lentamente, el alto contenido en azúcares hace que se absorban mayores cantidades de agua, teniendo justamente el efecto contrario.
A esto se añade que las bebidas azucaradas aportan una gran cantidad de calorías, algo que con el tiempo podría interferir en la salud de nuestros riñones e hígado. Un efecto similar es el que ocurre con el alcohol y el café, que de hecho, tienen más bien efectos diuréticos.
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