
¿Te bronceas o te quemas? La respuesta está en tu melanina (y no sólo en la crema solar). En verano el sol no perdona: picor, manchas en cicatrices, empeora el acné, y pueden crearse quemaduras ante una exposición solar indebida, incluso debajo de la sombrilla. La doctora Irene Pinilla, del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario de Madrid, aclara cinco claves poco conocidas sobre la exposición solar.
Lo hace durante una entrevista con Europa Press Salud Infosalus, y entre las claves explica el porqué algunas personas logran un bronceado dorado, mientras otras sólo consiguen rojeces y dolor, o por qué incluso a través de un cristal el sol puede estar dañando tu piel.
A tener en cuenta
Así, esta experta del Servicio de Cirugía Plástica y Medicina Estética del citado centro hospitalario explica que todo depende del tipo y de la cantidad de melanina, el pigmento que da color a nuestra piel y que actúa como defensa natural frente al sol: "La 'eumelanina' (marrón oscura) protege mejor la piel, absorbe más radiación UV, y permite broncearse sin quemarse fácilmente; mientras que la 'feomelanina' (rojiza-amarilla) protege mucho menos. Las personas con mayor cantidad de este tipo de melanina (como los pelirrojos) suelen quemarse con facilidad y apenas logran broncearse".
Pero es que también dice que influyen factores genéticos. De hecho, recuerda que los médicos emplean la clasificación Fitzpatrick I-VI, que determina cómo responde cada persona al sol en función de su fototipo de piel. "Aunque algunas pieles se quemen menos, todas deben protegerse del sol para evitar daño celular, envejecimiento prematuro y riesgo de cáncer de piel. Los fototipos de piel más clara (I,II) podrían usar la foto protección oral para reforzar esa protección".
¿Te puedes quemar a través de una ventana?
Otra de las dudas sobre la que le cuestionamos a la doctora Pinilla es sobre si pueden producirse quemaduras a través de un cristal, o estando en la sombra. Sostiene que, efectivamente, y aunque estemos dentro de casa o bajo la sombra, la piel puede seguir recibiendo radiación ultravioleta (UV) que causa daño.
"A través del cristal se bloquea casi por completo la radiación UVB (la que provoca quemaduras), pero dejan pasar los rayos UVA, que penetran más profundamente en la piel. Estos rayos son responsables del fotoenvejecimiento (arrugas, manchas) y del daño celular a largo plazo", advierte.
En la sombra, aunque no haya sol directo, según prosigue, la luz se refleja en superficies como la arena, el agua, las paredes, o incluso el suelo, alcanzando igualmente la piel. "Esto puede causar quemaduras leves o daño solar acumulativo", remarca.
Es por ello por lo que aconseja esta experta del Hospital Nuestra Señora del Rosario que debemos usar fotoprotector incluso si estamos dentro del coche, en interiores con mucha luz natural, o bien al aire libre, aunque nos encontremos en la sombra.
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