Madrid
El presidente estadounidense se ha sometido a un examen médico tras notar una inflamación en la parte inferior de sus piernas, y se le ha detectado "insuficiencia venosa crónica". Así lo ha informado la Casa Blanca, después de que el presidente se sometiese a un examen completo. Los médicos insisten en que el presidente goza de una "excelente salud", y que no hay indicios de trombosis ni enfermedades arteriales.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de 79 años, fue sometido a una evaluación médica exhaustiva esta semana tras reportes que señalaban anomalías físicas, informó la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, en un comunicado emitido el jueves. Los exámenes, realizados por precaución, confirmaron que el presidente goza de "excelente salud", según los médicos oficiales.
Las especulaciones sobre la condición de Trump surgieron después de que imágenes recientes lo mostraran con signos visibles de fatiga durante un evento público. La portavoz explicó que los chequeos incluyeron pruebas cardiovasculares y estudios detallados, descartando cualquier problema grave. "El presidente no presenta molestias y continúa cumpliendo sus funciones con total normalidad", afirmó Leavitt, quien agregó que pronto se publicará un informe médico con más detalles.
La Casa Blanca también ha abordado rumores sobre una marca visible en la mano de Trump, y la atribuye a una irritación menor causada por su intensa agenda de eventos públicos y por estrechar la mano de forma muy habitual. Según Leavitt, esto forma parte de los efectos habituales de su actividad y no representa un problema de salud significativo.
Trump, quien en enero asumió la presidencia como el mandatario de mayor edad en la historia del país, superando el récord de su predecesor Joe Biden, ha enfrentado un escrutinio renovado sobre su estado físico. Durante la campaña de 2024, el republicano cuestionó repetidamente la capacidad de Biden, de 82 años, para liderar, lo que generó un intenso debate sobre la edad en la política. Ahora, las recientes observaciones sobre Trump han desviado la atención hacia su propia salud, aunque la Casa Blanca insiste en que no hay motivos de preocupación.