Salud Bienestar

Un estudio descubre los motivos por los que unas personas se recuperan mejor que otras de un infarto cerebral

Fuente: iStock

Un estudio elaborado por la Universidad de Chicago (Estados Unidos) y publicado en la revista Neurology Clinical Practice ha descubierto que tener un acceso más limitado a determinados alimentos, vivir en un barrio desfavorecido y carecer de un fuerte apoyo familiar y de amigos puede conducir a una peor recuperación después de un accidente cerebrovascular.

No obstante, las personas con estos factores sociales negativos tenían una mayor tasa de supervivencia después de un accidente cerebrovascular. Si bien, los investigadores puntualizan que esto solo supone una asociación y no quiere decir que los factores socioeconómicos conduzcan a peores resultados y a una mejor supervivencia después de un accidente cerebrovascular.

"Nuestro estudio reveló que ciertas disparidades sociales afectaron negativamente a la recuperación tras un accidente cerebrovascular hemorrágico; sin embargo, sorprendentemente, estos mismos factores se relacionaron con una mayor tasa de supervivencia, lo que refleja la compleja conexión entre los factores sociales y los resultados de salud", comenta el doctor Fady T. Charbel, autor del estudio.

Información a partir del censo

En el estudio participaron más de 400.000 personas, cuya información sobre los factores sociales como la inseguridad alimentaria e indicadores vecinales como el acceso a la vivienda segura, la calidad ambiental y el acceso a transporte y espacios recreativos se obtuvo a partir de los datos del censo de EE. UU. y de las direcciones de los participantes.

Se llevó a cabo una comparativa con la mitad del grupo que había experimentado al menos un factor social negativo con la otra mitad que no tenía ningún antecedente de este tipo. De la mitad con factores sociales negativos, el 87% experimentó inseguridad alimentaria, el 14% experimentó disparidad social y el 8% experimentó disparidad vecinal.

La hipótesis que justifica estos resultados

Así, esta inseguridad alimentaria estaba asociada con un aumento del 61% en el riesgo de tener problemas de movimiento, un aumento del 98% en el riesgo de tener una sonda de alimentación, el doble de riesgo de necesitar una sonda de respiración y un aumento del 35% en el riesgo de recibir cuidados paliativos. Sin embargo, quienes experimentaron factores sociales negativos tuvieron una tasa de supervivencia del 78%, mientras que en el caso de las personas que no tuvieron estos factores, la tasa de supervivencia fue del 73%.

Las conclusiones a las que han llegado los investigadores sobre este es que las personas con peores condiciones sociales eran más propensas a usar intervenciones de soporte vital, como sondas o respiración artificial. Por todo ello, es necesario abordar las causas fundamentales de estas disparidades para desarrollar una mejor atención para las personas que sufren ictus.

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