
Este jueves 19 de octubre se celebra el Día Internacional del Cáncer de Mama, una iniciativa que parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que tiene el objetivo de concienciar sobre una enfermedad que afecta a cientos de miles de mujeres al año.
Otro de los objetivos de esta jornada conmemorativa en la que medio mundo se tiñe de rosa es el de dar información para prevenir y detectar de forma temprana esta enfermedad. La tasa de supervivencia de la enfermedad en esos casos es muy cercana al 100%, por lo que es clave someterse a revisiones de forma periódica.
A muchas personas les puede surgir, en esta situación, una duda recurrente: ¿debo hacerme una mamografía o mejor me decanto por una ecografía? Una decisión que debe tomarse conforme a unos criterios médicos que no siempre se conocen, por lo que es importante saber al detalle en qué consiste cada una de ellas y cuáles son sus diferencias.
Qué es una mamografía
Tal y como explica la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), la mamografía es el método de cribado para el cáncer de mama. Consiste en una "radiografía en doble proyección de la mama" que detecta el 90% de los tumores y permite "detectar lesiones en la mama hasta dos años antes de que sean palpables", lo que hace que el posterior tratamiento sea menos agresivo y con menores secuelas físicas y psicológicas.
Con todo, la mamografía "no es una prueba inocua" porque tiene una radiación mínima. A pesar de ello, informa la AECC, "el beneficio que proporciona en términos de disminución de la mortalidad del cáncer de mama supera este riesgo".
De acuerdo con la información de la AECC, la mamografía se ha de hacer una vez cada dos años desde los 50 a los 69 años en mujeres asintomáticas. No se han demostrado efectos beneficiosos si se efectúan las mamografías con menos de dos años entre una y otra o antes de los 50 años.
Qué es una ecografía mamaria
En el otro lado de la balanza, la ecografía mamaria, que consiste en una radiografía con la que se ven la densidad y la estructura de los tejidos. Este método de detección cuenta con las ventajas de no usar radiación y de ser menos doloroso para las pacientes, dado que no se necesita presionar la mama como sucede en el caso de la mamografía.
A diferencia de la mamografía, la ecografía mamaria no es un método de cribado para el cáncer de mama y, de hecho, es una técnica en muchos casos complementaria a la mamografía, especialmente en mujeres con mamas densas.
Otra de las razones para no usar la ecografía como método de cribado es que algunas lesiones no se detectan con ella, por lo que no se debe considerar como un sustitutivo de la mamografía.