Salud Bienestar

La biotecnología valenciana suma operaciones por 4.300 millones en un año récord

Un laboratorio.
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El virus del coronavirus supuso un importante acicate para la inversión tanto pública como privada en investigación y desarrollo de todo lo relacionado con la salud. Un furor inversor con todo lo relacionado con la biotecnología que se ha contagiado a varias empresas valencianas de biotecnología. En conjunto, han protagonizado operaciones que las han valorado en más de 4.300 millones de euros.

La gran campanada fue la compra de la mayoría de IVI-RMA, el conglomerado creado por el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), por parte de KKR. Su oferta supuso valorar el grupo en 3.000 millones de euros, casi el doble de los entre 1.500 y 1.800 millones barajados inicialmente.

El IVI ya era la joya de la corona y un caso de éxito envidiado por cualquier empresa vinculada a la salud. Sus fundadores, los doctores José Remohí y Antonio Pellicer, dieron con la tecla para vislumbrar en 1990 un sector de fuerte desarrollo, el de los tratamientos de fertilidad. Los dos médicos valencianos han creado un gigante con 86 clínicas en una decena de países y 2.500 empleados.

Sus cofundadores, que mantienen una participación minoritaria y continúan al frente en la gestión, han tenido a gala mantener la actividad de investigación como uno de sus pilares. Fruto de ello y de la colaboración con otros médicos valencianos vio la luz el otro gran éxito: Igenomix. Esta compañía nació como spin-off del propio IVI para el análisis genético especializado en tratamientos reproductivos en 2011. El año pasado la sueca Vitrolife la compró por 1.250 millones de euros, 40 veces ebitda.

La firma ya había tenido experiencia con dos inversores, Charme Capital -de la familia italiana Montemozolo ligada a Ferrari- y el fondo EQT, que dieron relevo al IVI. Igenomix hoy genera un negocio de 130 millones y cuenta con 27 filiales.

También la especialización en la investigación genética es una de las claves de Sistemas Genómicos, una de los laboratorios pioneros en España en análisis genético. El laboratorio valenciano también acaba de cambiar de manos, después de que el gigante alemán Synlab, con más de 500 centros de análisis, haya pagado 43 millones a Ascires.

A la cabeza en diagnóstico genético

El peso de operaciones en este tipo de tecnología no es casualidad. "Con estas empresas y con otras como Health in Code, Progenie Biomolecular o Bioarray en Alicante, desde Comunitat Valenciana damos soporte al 25% o 30% de todo el diagnóstico genético que se externaliza en España", explica Ángela Pérez, presidenta del clúster de biotecnología valenciana Bioval. La propia empresa de Pérez es un ejemplo de esa trayectoria. Nacida como Imegen en 2019, Alantra impulsó su fusión con otras dos firmas para crear Health in Code.

"Esto sucede porque se tiene una cantera importante de científicos y médicos que alimentan este ámbito de conocimiento", explica Pérez. Aunque el segmento de la biosalud ha sido el gran protagonista y representa alrededor del 40% de las 84 empresas de Bioval, también existe un potente tejido bio ligado a la agroalimentación. En ese segmento ha habido operaciones como la compra por Symborg de la alicantina Glen Biotech, de soluciones biológicas para plagas. Además, empresas tradicionales, como el gigante de los frutos secos Importaco o Vicky Foods, el fabricante de Dulcesol, apuestan por coinnovar con biotech locales como Darwin o Health in Code.

Un nuevo polo con BioHub VLC

"Hemos mejorado mucho en crear un entorno con sitios donde ocurre la acción, como los parques tecnológicos y científicos, pero no recibimos el apoyo institucional necesario. No hablo sólo de dinero, debería haber más apoyo en las leyes y los incentivos", señala la presidenta de Bioval, que pone como ejemplo las dificultades al desarrollo de BioHub VLC, un espacio que aspira a ser un polo del sector en La Marina de Valencia. Una inversión de más de 3 millones de euros que tras 5 años se hará realidad en el mes de julio a pesar de los continuos problemas para la concesión con la Administración.

El desarrollo de estos proyectos han generado también un cierto ecosistema inversor, que sin llegar al modelo anglosajón si que cuenta con casos como el de Damià Tormo, un investigador que tras éxitos como el de Biocontech (ahora Highlight Therapeutics) ha dado el salto al lado de la inversión como socio de la gestora de capital riesgo especializada Columbus que tiene en cartera una decena de participadas españolas e internacionales, como la valenciana Tyrix de terapias génicas, en la que participa Almirall.

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