
La crisis alimentaria que se vecina tiene proporciones gigantescas". El primer ministro italiano, Mario Draghi, se mostró contundente el pasado jueves tras una conversación telefónica con el presidente ruso, Vladimir Putin. Con más de 70 barcos bloqueados en los puertos de Ucrania, millones de quintales de trigo bloqueados almacenes y casi un 30% del territorio de cultivo arrasado por la guerra, los precios se han disparado un 55% en lo que va de año, a pesar de haber caído desde máximos un 7% en las últimas semanas.
Y no solo es el trigo. El maíz ha cedido un 5,1%, pero aún así sube un 30,8% en el acumulado anual...y lo mismo pasa con la cebada, la soja o el girasol. Y el problema no es solo la negativa rusa a facilitar la exportación agrícola de Ucrania, el granero de Europa. El problema es que la situación amenaza con agravarse aún mucho más ante la decisión de India, segundo producto mundial de trigo, de paralizar las exportaciones ante la grave sequía que agrava el país.
Advertencia
Lo ha dicho Draghi y lo certifican los principales analistas internacionales. La última advertencia la lanzó ayer el banco de inversión japonés Nomura. "La prohibición de las exportaciones de India podría ejercer una presión al alza sobre los precios mundiales del trigo, que ya estaban subiendo por otras razones (el aumento de los costes de la energía inicialmente, y la guerra entre Rusia y Ucrania después) y han subido aún más en previsión de esta prohibición. El impacto se sentirá de forma más fuerte en los países en desarrollo, aunque el Gobierno indio ha dejado abierta la opción de exportar a países vulnerables", aseguró en un informe.
El gobierno indio está abierto a permitir las exportaciones a los países vecinos y a otros en desarrollo que presentan una fuerte vulnerabilidad para satisfacer sus necesidades de seguridad alimentaria, pero sus respectivos gobiernos deberán presentar antes una solicitud por separado. "Como segundo productor mundial de trigo, India aprovechó inicialmente la subida de los precios mundiales del trigo para exportar más trigo. Sin embargo, la actual ola de calor en el país ha perjudicado la cosecha de trigo en pie", dice Nomura.
En su segunda estimación anticipada de mediados de febrero, el gobierno indio había calculado que la producción total de trigo aumentaría a 111,32 millones de toneladas en la campaña 2021-22, frente a los 109,59 del año anterior, pero, tal y como advierte Nomura, "es probable que la actual ola de calor reduzca la producción de trigo a unos 105 toneladas, lo que representaría una caída del 4,2% interanual".
Nomura: "Calculamos que la inflación de los alimentos costará al consumidor europeo unos 243 euros de media"
Todo ello sin olvidar además que el aumento de las exportaciones de trigo redujo el superávit nacional y ha provocado un aumento de los precios de este producto agrícola en un 11% interanual, lo que ha contribuido a aumentar la inflación en el país, que en abril alcanzó su nivel más alto en ocho años, el 7,8%. De ahí que India haya decidido prohibir la exportación para garantizar la seguridad alimentaria interna. Ante esta situación, y al igual que Nomura, Allianz ha alertado de que se transferirá a los consumidores, al menos, el equivalente al 75% del aumento en los precios de producción.
"Calculamos que la inflación de los alimentos costará al consumidor europeo unos 243 euros de media. Esto es lo que subirá la cesta de alimentos en comparación con 2021", aseguran sus analistas. Quizá no parezca algo desorbitado, pero es que a los alimentos hay que sumarle todo el componente energético que ya está abriendo un profundo agujero en los bolsillos del consumidor y el del resto de bienes y servicios que han comenzado a despegar.
Desde Oxford Economics explican, no obstante, que el traspaso e impacto de los precios de los alimentos puede variar mucho entre países. "Mientras que las economías más grandes de la Eurozona, como Alemania o Francia, suelen ver un pequeño traspaso de los shocks de los precios mundiales de los alimentos a la inflación general, los países más pequeños, como los estados bálticos, pero también España o Bélgica, ven un impacto de tres a cinco veces mayor".
Un aumento de 10 puntos porcentuales en los precios mundiales de los alimentos se traduce en un aumento de aproximadamente de 1,5 puntos en la inflación general, según cálculos de Oxford Economics. Ben Laidler, estratega de mercados globales de la plataforma de inversión en multiactivos eToro, advierte que "el trigo representa el 20% del total de las calorías globales", por lo que la subida de los precios puede acabar siendo muy fuerte. Hasta el gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, reconoció hace unos días que la situación podía terminar siendo "apocalíptica" para algunos países.

La fuerte subida de los precios de los alimentos y las preocupaciones sobre la seguridad alimentaria han ocupado, de hecho, un lugar muy destacado en la reunión de los países del G7 en Stuttgart (Alemania) y en el Foro de Davos. La situación se ha complicado sobremanera en las últimas semanas y el proteccionismo alimentario está obstaculizando los flujos de alimentos entre países, mientras que la crisis de los fertilizantes está disparando los costes de producción. Las miradas se dirigen ahora a Putin.