Política

La investidura de Pedro Sánchez tuerce las relaciones en el Congreso de PP y Cs

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Casado en primer plano, y tras él, arriba a la derecha, Inés Arrimadas.

La investidura de Pedro Sánchez, y su abstención, han abierto una grieta en las relaciones cordiales que en estos momentos se dan entre PP y Cs, socios de gobiernos autonómicos y municipales, y que en el Congreso de los Diputados habían marcado una línea de colaboración como quedó de manifiesto en el apoyo a los naranjas para que entraran en la Mesa, y para que tuvieran grupo en el Senado.

Las diferentes visiones de cómo evitar que ERC entre en una ecuación de gobernabilidad han enfrentado a dos fuerzas que quieren abanderar el constitucionalismo.

Con el apoyo del PP, el PSOE no necesitaría ni el voto afirmativo ni la abstención de ERC, y tampoco de ningún otro partido que rechace la Constitución

Los populares proponen que la formación que pilota Inés Arrimadas se abstenga en segunda votación, junto a Navarra Suma –del que forman parte PP y Cs, además de Unión del Pueblo Navarro–, y con los votos de Unidas Podemos, partidos regionalistas y PNV, salven la investidura del candidato socialista con mayoría simple.

De ese modo, el PSOE no necesitaría ni el voto afirmativo ni la abstención de ERC, y tampoco de ningún otro partido que rechace la Constitución.

La proposición del PP –hecha a finales de noviembre y reiterada este miércoles–, no es compartida por Arrimadas. En primera instancia, Ciudadanos intenta propiciar un pacto PSOE, PP y Cs. Lo ve difícil. Es más, no cree que pueda hacer cambiar de razón a Pedro Sánchez. Sin embargo, sostiene que la suma de los 221 escaños del PSOE, el PP y su propio partido es la única alternativa que ofrece sensatez y moderación.

No obstante, es la oposición que Pablo Casado muestra sobre esta fórmula, e incluso que le pida la abstención con Unidas Podemos en el paquete gubernamental, lo que más molesta a la líder in pectore de Cs.

"Estamos no en un cambio de gobierno, sino casi en un cambio de régimen"

Pasada la ronda de contacto, Arrimadas ha afeado al PP por confiar en "que lo hagan fatal" el PSOE y sus socios en el Gobierno, "que hundan España", porque "ya vendremos nosotros" después para arreglar la situación. A su modo de ver, "algunos están todavía" como si el escenario político fuera el de hace quince años, con la alternancia en el poder del PP y el PSOE. Pero en este caso "estamos no en un cambio de gobierno, sino casi en un cambio de régimen", ha afirmado.

Fuentes populares consultadas reconocen que la abstención es un precio muy elevado para la formación que dirige Pablo Casado, lo que no significa que favorezca la gobernabilidad y ofrezca pactos de Estado, como los Presupuestos. En primer lugar, porque una abstención no garantiza que al día siguiente de la investidura, Pedro Sánchez vuelva a entregarse a caer en las redes de los independentistas, como ya demostró en la moción de censura. Recuerdan también que Casado ya le propuso a Sánchez 11 pactos de Estado, y todos y cada uno de ellos fueron rechazados. Sospecha el PP que, si brindara su abstención al PSOE, sería rechazada por los socialistas y, en última instancia, no olvidan que un movimiento de este tipo daría ventaja a un Vox que quiere liderar la oposición.

Encuentros con líderes y presidentes

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, comenzará su ronda de llamadas a los presidentes autonómicos por el lehendakari, Iñigo Urkullu, y el segundo será el presidente catalán, Quim Torra, conforme al orden protocolario de las comunidades autónomas, según ha dicho él mismo en declaraciones a los periodistas a su llegada al Consejo Europeo que se celebra en Bruselas.

"Le llamaré el segundo (a Torra), después del lehendakari del País Vasco, no creo que haya problema"

Sánchez ha aclarado que las llamadas comenzarán la semana que viene y que su intención es verse primero con el presidente del PP, Pablo Casado, y la portavoz de Ciudadanos, Inés Arrimadas y que las hará conforme al "orden tradicional en base a la antigüedad de los Estatutos (de autonomía), como siempre se ha hecho".

Después de que la portavoz del Govern, Meritxell Budó, haya pedido a Sánchez el "gesto" de llamar a Torra el primero, ha respondido: "Le llamaré el segundo, después del lehendakari del País Vasco, no creo que haya problema".

¿Café para todos?

Sánchez ha tratado de transmitir la idea de que lo importante es que todo el mundo, también los presidentes autonómicos, se sientan "concernidos" por la necesidad de formar gobierno cuanto antes, salir del impás y abordar asuntos relacionados con la financiación autonómica, la sanidad, las cercanías o las inversiones en infraestructuras. Cuestiones –ha resumido– que son importantes para todos, también para los catalanes, y que requieren un gobierno en plenas funciones: "Es lo que voy a trasladar al president Torra y al resto de presidentes".

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