
El reloj electoral está a punto de agotar sus últimas vueltas. De no alcanzar Pedro Sánchez apoyos suficientes en una segunda votación, de producirse -es decir, más síes que noes-, los españoles estarán abocados a ir de nuevo a las urnas el próximo 10 de noviembre. Por los movimientos de los partidos, solo dos opciones pueden impedir este más que posible escenario, cuya prórroga se puede estirar como máximo hasta el 23 de septiembre: el sí de Pablo Iglesias, con la abstención de ERC, o el sí de Albert Rivera, un sí que se antoja una quimera, sobre todo después del enfado del líder de Cs con la respuesta de Sánchez a su oferta de Estado.
Llegados a este punto, el ambiente electoral gana enteros en el tiempo en el que expiran los plazos de una segunda investidura.
Tras la ajetreada tarde de este lunes, donde el Partido Popular de Pablo Casado dejó claro que no votará a favor del candidato socialista -aun si se compromete a apoyar los tres requisitos de Ciudadanos (salir del Gobierno de Navarra y propiciar el de Navarra Suma, bajar impuestos y un 155 en Cataluña, además de no facilitar indultos)-, el horizonte se complica de tal modo que solo los síes de los líderes de Unidas Podemos, o los síes de Ciudadanos servirían para que España abandone un Gobierno en funciones, en el que el país lleva inmerso desde el 29 de noviembre de 2019 a a las 12 de la noche.
Abstenciones insuficientes
Hasta ahora, y según han dejado trascender los partidos políticos afectados, ni Unidas Podemos ni Ciudadanos están dispuestos a cambiar su abstención, o su no, por un sí. Más al contrario, Pablo Iglesias ha manifestado que votará en contra de Pedro Sánchez si el partido naranja se inclina por una abstención patriótica. Pero es que la abstención de Albert Rivera no es suficiente, porque el Partido Popular no está dispuesto a pagar ese peaje y propiciar la presidencia de Pedro Sánchez, aun entendiendo las peticiones de Rivera, peticiones que ya formuló en su día la formación de centro-derecha en una de sus visitas a Moncloa.
El PSOE expone que no quiere un voto gratis ni de Unidas Podemos ni de Ciudadanos
En cuanto a Iglesias, su postura resulta inapelable, al menos por ahora, tal y como ha dicho este martes tras la ronda de consultas con el Rey. El líder morado quiere que su formación entre en el Gobierno 'progresista' de Sánchez, y no de cualquier manera. Pide condiciones, aunque menos que en el mes de junio. De no ser así, se mantiene en la abstención. No obstante, un sí de última hora al candidato socialista, con la abstención de Esquerra Republicana, valdría para que el líder socialista cambiara su estatus de presidente en funciones.
Resulta evidente que las dos únicas opciones de ahuyentar un nuevo calendario electoral pasan por el sí de Iglesias, o el de Rivera, quien a mediodía se descabalgaba de una abstención, y aun más de una sí. Claro que esta solución no es categórica, ya que es el PSOE quien expone que no quiere un voto gratis ni de Unidas Podemos ni de Ciudadanos, incluso si Rivera propone apoyar los futuros Presupuestos Generales del Estado.
El Partido Socialista quiere tener atadas una serie de premisas que den estabilidad a un Gobierno en minoría, porque lo que parece indiscutible es que Pedro Sánchez no desea tener socios de Gobierno y su elección es la de un Ejecutivo en solitario.
Plazo hasta el 23 de septiembre
Este martes, y con motivo de la entrevista telefónica entre Albert Rivera y Pedro Sánchez, el PSOE hacía pública una carta en respuesta al líder de Ciudadanos, donde defienden el cumplimiento de la Constitución en Navarra y la defensa de su política impositiva, al tiempo que piden a la formación Rivera que se abstenga para desbloquear la Constitución. Poco más tarde, Rivera calificaba de "tomadura de pelo" la respuesta del Partido Socialista.
Iglesias, por su parte, ha reiterado su posición en la segunda investidura, que podría oscilar entre una abstención a un no. Eso sí, un viraje de última hora –a más tardar hasta el jueves, máximo el viernes, ya que el 23 expira el plazo para la convocatoria de unas nuevas elecciones–, puede cambiar el camino a las urnas que se dibuja para noviembre.