La historia de Japón sería difícil de entender sin el arroz. No es solo un alimento básico, sino que ha sido un pilar económico y cultural del país, profundamente arraigado en su identidad nacional. Estableció la estructura del sistema económico feudal, donde el arroz servía como medida de riqueza, e incluso de base tributaria. Es clave para la autosuficiencia alimentaria nipona. Y, culturalmente, también alimenta la narrativa que conecta la tradición agrícola con la resiliencia económica japonesa.
Pero ni siquiera ser un producto tan importante le libra de las crisis. El precio del arroz en Japón se ha duplicado en el último año, obligando a restaurantes y consumidores a buscar alternativas, y al Gobierno a liberar parte de su reserva, para tratar de controlar los precios.
Solo en Tokio, el preció se incrementó un 90% respecto al año pasado, la cifra más alta desde que estos datos se empezaron a recopilar, allá por 1971. En el resto del país la situación es similar, con una subida motivada, principalmente, por el crecimiento de la demanda en los restaurantes, provocada por el auge del turismo; y también por las compras de pánico, después de que el Ejecutivo emitiera el año pasado una alerta ante un posible megaterremoto.
Estas subidas se notan directamente en el bolsillo del consumidor, pues los precios en los supermercados de todo el país siguen subiendo, y ya suman 15 semanas consecutivas, según datos oficiales recogidos por EFE. De hecho, según el Ministerio de Agricultura, el precio medio de una bolsa de 5 kilos de arroz se ha situado en los 26 euros, según una encuesta que tiene en cuenta los datos de 1.000 tiendas de todo Japón.
Alimento clave en todos los hogares
Esta situación actual, que ya se conoce como "la crisis del arroz", ha llevado a algunos hogares a reducir su consumo. Mientras que en algunos restaurantes del país, especialmente en las cadenas de bajo coste, se han visto obligadas a importar arroz de otros países.
El arroz es un alimento clave en la gastronomía japonesa, y hay quien lo consume en todas sus comidas, incluyendo hasta el desayuno. Además, apuestan decididamente por el producto local, donde varias prefecturas compiten por el título de mejor arroz local.

Ante esta situación, el Ejecutivo nipón ha decidido liberar al mercado general 210.000 toneladas de la reserva nacional de arroz, desde mediados de marzo, una decisión inédita hasta ahora.
Japón creó sus reservas nacionales de arroz en 1995, tras una grave escasez de arroz dos años antes, ante un verano inusualmente frío. Cada año, el Gobierno almacena unas 200.000 toneladas, para asegurar el suministro en caso de emergencia.
Demada disparada por el turismo
Y la crisis viene de ahora. Hace más de un año que lidia con un déficit de arroz, provocado por el mal tiempo, que ha perturbado las cosechas; la falta de productores, ante la inexistencia de relevo generacional en el campo; junto con el aumento del turismo, que ha disparado la demanda. De hecho, la demanda lleva más de 4 años superando el nivel de producción, pero en el verano de 2024 fue el momento más delicado. Tanto, que algunos supermercados hasta llegaron a limitar la compra a una bolsa por persona, e incluso quedándse sin existencias.
Ahora existe un riesgo para la economía nacional, y es que muchos consumidores han descubierto con esta crisis que fuera de Japón también hay arroz, y de calidad. La economía de arroz nipona ha estado aislada del mercado mundial, por las políticas arroceras del país. De hecho, impone un arancel del 778% a la importación de arroz, para proteger a sus productores, pero es probable que, en estas circunstancias, y ante la perspectiva de que los precios aún se mantengan elevados durante tiempo, la población empiece a exigir medidas liberalizadoras para las importaciones de arroz.
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