España es uno de los principales productores de vino del mundo, tanto por volumen, como por reputación, gracias a la calidad y diversidad de sus caldos. Una industria histórica y tradicional, pero en constante innovación, que cuenta con un gran reconocimiento internacional.
Pero este sector, a pesar de sus numerosas virtudes, ha vivido un último año muy complicado, que ha culminado viendo cómo Italia le supera como principal exportador mundial de vino, por volumen. En concreto, el país transalpino ha vendido en el exterior 70 millones de litros más.
Sin embargo, poniendo los datos en contexto, ni uno ni otro país pueden lanzar las campanas al vuelo, pues en ambos casos las exportaciones se han visto reducidas, en concreto, un 2 y un 5%, respectivamente. Así lo demuestran los datos de las aduanas de los distintos compradores mundiales y el Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV), recogidos por EFE.
Y es que la industria del vino vive una situación compleja. La producción mundial este año será un 7% inferior a la registrada en 2022, lastrada, como casi toda la agricultura, por las adversas condiciones climáticas en muchos de los grandes países vinícolas. Tanto, que será la producción más baja desde 1961.
En el caso de España la caída es aún más pronunciada, al superar el 14%, que se eleva hasta el 19% si tenemos en cuenta la media de los últimos 5 años. Es la peor temporada desde hace dos décadas, provocada por una sequía severa, y temperaturas extremadamente elevadas.
Y si nos fijamos en otro foco de producción, como Sudamérica, los datos son aún más catastróficos. En el caso de Chile, el país más importante de la región en la industria del vino, el bajón será del 20%, debido al efecto combinado de la sequía y los incendios. Peor será aún en Argentina, con una cosecha que se reduce un 23%, por las heladas en primavera y las granizadas. En Brasil y Uruguay la caída relativa será aún más pronunciada, al superar el 30%, pero su peso en volumen es muy inferior.
El caso de Francia
Hay un país ajeno a todas estas crisis: Francia, el epicentro mundial del vino. Mientras el resto de las grandes regiones productoras sufre una caída en su cosecha, en el país galo mantendrán un nivel similar al registrado el año anterior, convirtiéndose así en el mayor productor del mundo.
Además, asentado como tercer exportador global, sí que registró una ligera caída en las ventas al exterior. Pero, donde su liderazgo no tiene discusión es en la valoración de sus exportaciones. Si el volumen exportado es casi un 40% inferior al de España o Italia, en ingresos no hay competencia. La industria factura en el exterior casi 12.500 millones, un 6% más que el año anterior, y casi el doble que Italia, y 4 veces más que España.
El reto de España
La clave está en el tipo de exportaciones de uno y otro país, y los destinos de los mismos. España vende sobre todo a granel, un formato más barato y peor valorado, a diferencia de Francia, que apuesta sobre todo por el embotellado. El reto para España, desde hace ya mucho tiempo, es prestigiar su producto, mejorar el relato para hacerlo más atractivo en el extranjero, y potenciar el envasado, para aumentar el margen de beneficio.
Detrás de esta situación está la tardía incorporación de los vinos españoles al mercado internacional, siempre más enfocados en el consumo interno. También influye la falta de apoyo institucional, que en Francia e Italia ha sido muy fuerte en el pasado, algo que se ha tratado de mitigar con el impulso de la Marca España.
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