
Las relaciones entre el Gobierno de Pedro Sánchez y el Partido Nacionalista Vasco (PNV), su socio en el Ejecutivo central, se vuelven cada día más tensas, debido a los desencuentros que genera la gestión unilateral sobre la crisis del coronavirus que realiza Moncloa, que merma las competencias vascas.
Desde la misma declaración del estado de alerta, el lehendakari, Iñigo Urkullu ofreció la colaboración de Euskadi para atender la emergencia, pidiendo a cambio diálogo y consenso sobre las decisiones a adoptar.
Pero tras más de un mes de confinamiento, la comunicación de Sánchez con las comunidades autónomas se basa en la simple transmisión de hechos consumados, sin tener en cuenta la opinión y la propia realidad económica, social y territorial de cada comunidad, según afirma el Ejecutivo vasco.
La evolución de la pandemia es diferente por regiones, así como la situación de los medios sanitarios, tejido industrial, etc., por lo que las medidas generales no se pueden aplicar por igual a cada territorio.
Impacto en la industria
En el caso de Euskadi, el impacto del Covid-19 en el empleo, la actividad y la viabilidad de las empresas está siendo y será muy fuerte en el sector industrial, ya que supone más del 24% del PIB, y está vinculado a la exportación y a las cadenas de producción internacionales. Precisamente, uno de los mayores choques entre el PNV y el PSOE surgió a raíz del decreto de la paralización de las actividades productivas no esenciales.
Urkullu propuso al Ejecutivo central que cada autonomía adaptara a su realidad productiva el paro de la actividad, para evitar el "coma económico'", pero su propuesta fue rechazada.
El enfado de la formación jeltzale fue mayúsculo y llegó a sugerir que se replantearía apoyos futuros a Sánchez. Esto hizo recapacitar al Gobierno central dos días después de emitirse el polémico decreto, vía salvoconducto. Con él, se permitía mantener la actividad "mínima imprescindible" a aquellas instalaciones "cuya parada prolongada cause daños que imposibiliten o dificulten su puesta en producción ".
El enfado del PNV fue mayúsculo con el parón de la actividad no esencial
El texto respondía, principalmente, a las demandas realizadas por compañías del sector siderúrgico vasco, a través de la patronal Unesid, como Sidenor, ArcelorMittal, Tubacex, Celsa o Tubos Reunidos, entre otras.
Aun así, el descontento continuó y el PNV decidió dar un toque de atención a Sánchez y poner en valor el peso de sus seis escaños en el Congreso de los Diputados. El partido nacionalista votó a favor de la propuesta del Grupo Popular en la reunión de la Mesa del Senado, para convocar la Comisión General de las Comunidades Autónomas y debatir sobre la crisis, en contra de la posición del PSOE.
Reconducir la situación
Quizás por este 'detalle', entendió Sánchez que tenía que dar un paso más para recuperar la confianza del PNV. Por eso realizó sendas llamadas telefónicas al lehendakari y al presidente de la formación nacionalista, Andoni Ortuzar, para reconducir la situación y volver a la colaboración, días antes de votar sobre los decretos presentados.
Pero en la última reunión con los presidentes de las comunidades autónomas, el lehendakari volvió a criticar la gestión unilateral del Gobierno central y solicitó una colaboración efectiva y eficiente, "primero coordinación y luego comunicación".
Así, Urkullu pidió al presidente de España certeza y claridad en los siguientes ámbitos: infraestructuras, mascarillas, tests, llegada y distribución de suministros, sobre los datos de evolución de la pandemia y la información, sobre los escenarios de aislamiento social, los protocolos de salud en el trabajo, la desescalada o "Plan de vuelta a la normalidad", sobre los planes de ayuda orientados al empleo y sobre los Acuerdos de Estado que se están planteando.
Los nacionalistas vascos priorizan el Presupuesto a los pactos de Moncloa
Sobre estos Acuerdos de Estado, la propuesta de Sánchez de reeditar los pactos de la Moncloa para reconstruir el país, una vez superada la pandemia, no es compartida por la formación nacionalista que representa el lehendakari vasco. Según declaraciones del portavoz del grupo vasco en el Congreso, Aitor Esteban, "ahora no tocan los juegos políticos y especular con mayorías diferentes" y considera que la clave es la aprobación del próximo Presupuesto del Estado.
Y tanta tensión parece trasladarse al Gobierno vasco. La secretaria general del PSE-EE, Idoia Mendia, se ha desmarcado de las opiniones de su socio en el Ejecutivo, el PNV, y ha pedido que cesen ya las críticas a la gestión de Sánchez y que se "rebaje el tono". Según Mendia, es necesaria la "colaboración extrema, dar prioridad a una labor eficaz y eficiente, y no el reproche de brocha gorda, basado en interpretaciones que relacionan el estado de alarma con un 155 encubierto".