
Los ejes verdes de Barcelona se han convertido en la herencia más polémica de la era Colau. Tan polémica que su consolidación está en entredicho. Hasta ahora, los comerciantes agrupados en Barcelona Oberta han ganado todos los pleitos contra la peatonalización impulsada por la anterior alcaldesa.
Las pacificaciones urbanas han sido tumbadas por defectos formales --esencialmente, la falta de reforma del Plan General Metropolitano (PGM)--. Pese a que este varapalo judicial no supondrá la reversión total de los ejes verdes, sí ha provocado un cambio de actitud en el consistorio.
Desde hace meses, el gobierno local afirma que las nuevas intervenciones seguirán otra pauta. Se insiste en que se ha aprendido de los errores, tal como reconoció la primera teniente de alcalde Laia Bonet, abriendo la puerta a modificaciones puntuales en los tres ejes vigentes (Consell de Cent, Comte Borrell y Rocafort). Aún así, el ayuntamiento ha recurrido las tres sentencias adversas en defensa de la legalidad de las obras.
En cualquier caso, una idea ha anidado en plaza Sant Jaume: para modificar la trama urbana se necesita interlocutar menos con los activistas y más con los botiguers, el colectivo más crítico con el proceso.
La prueba de fuego llegará con la peatonalización de las calles Comte Borrell, Parlament y la confluencia que las une. Esta área todavía cuenta con elementos de urbanismo táctico, el eufemismo empleado por los comunes para referirse a los bolardos, jardineras y bloques de cemento que impiden el paso a los vehículos. La consultora Ingerop T3 y el despacho Solà Gori se han hecho con la redacción del anteproyecto que rodeará el mercado de Sant Antoni.
Aunque falta un año para que empiecen las obras, la asociación Som Sant Antoni, que representa a más de 200 comercios de la zona, pone algunas condiciones. "Hay que revisar los puntos de carga y descarga y el espacio entre las tiendas y el paso de los vehículos", apunta su portavoz Lidia Núñez.
La entidad está más preocupada ahora mismo por la situación en la ronda Sant Antoni, cuya reapertura provisional al tráfico no ha contentado a todos. Pero los comerciantes adelantan que se mostrarán vigilantes. En apariencia, quieren algo sencillo: equilibrar los usos privados y los públicos. Está en manos de Collboni intentarlo... y hacerlo mejor que cuando era el número dos de Colau.
Y además...
1. Gaspart pregunta a Feijóo. El líder del PP participó ayer en la junta directiva de Foment del Treball. El dirigente popular desgranó un decálogo de medidas y luego se sometió a las preguntas del público. Entre ellos, alzó la mano el hotelero Joan Gaspart, quien consultó a Feijóo su opinión sobre la decoración multicultural de la Navidad. Hay que estar preparado para todo.
2. Veolia gana peso en Cecot. La patronal ha constituido formalmente la comisión de industria, un órgano consultivo que liderará Miquel Àngel Cerdà, ingeniero naval y actual presidente institucional de Veolia Serveis Catalunya. El pasado septiembre, la multinacional se incorporó a la junta directiva de Cecot. Con esta iniciativa, la comisión muestra su compromiso con la industria, un sector muy presente en las comarcas del Vallès. Desde la misma se propondrán medidas que impulsen la innovación, el desarrollo del talento y la colaboración entre empresas.
3. El Cercle d'Economia toca el tema. El próximo jueves, 19 de diciembre, el lobi económico organiza una nueva sesión de su ciclo sobre la inmigración. El Cercle es una de las pocas asociaciones que se ha propuesto reflexionar de forma abierta sobre un fenómeno que divide a las sociedades occidentales. Antes de que acabe el año volverán a abordar el asunto con la presencia de la consejera de Derechos Sociales e Inclusión, Mònica Martínez Bravo, que hará una intervención inicial.
4. Ostrom, en primera línea. El think tank liberal mostró músculo hace dos semanas al organizar sus primeras jornadas de debate. A la cita acudieron muchos representantes de Junts, algunos del PP y ninguno de ERC. ¿Cambio de tercio en Cataluña? Al menos los liberales ya salen del armario.