
El S&P 500 tiende a ser el índice mundial que mejor se comporta a largo plazo. Sin embargo, Warren Buffett, a través de su firma Berkshire, consigue ganarle el pulso al selectivo norteamericano y cosechar mayores rendimientos desde 1996. Así, la rentabilidad anualizada de la compañía del conocido como el Oráculo de Omaha en las últimas tres décadas alcanza el 11%. Frente a él, el retorno anualizada del S&P 500 cae tres puntos, hasta el 8%. La diferencia se acentúa aún más con el MSCI World que apenas logra un rendimiento al año del 5% desde 1996. Estos datos reflejan que Buffett sigue siendo uno de los inversores más influyentes y que su capacidad para leer el mercado y acertar con sus posiciones suponen un ejemplo a seguir por los gestores.